El tema de la difusión de la historia de Venezuela es un asunto que requiere de nuestra atención ya que en las últimas dos décadas la misma ha resultado víctima de la acción de dos hechos fundamentales:

El primero de ellos tiene que ver con un proyecto político que intenta desaparecer nuestro pasado para crear una nueva versión de nuestra historia patria adaptada a las necesidades del pensamiento del llamado “socialismo del siglo XXI”.

El segundo hecho tiene que ver con la aparición de una generación de “divulgadores” cuya intención aunque es buena, su esfuerzo en ocasiones se ve empañando porque cometen grandes errores en lo que dicen, con el agregado de que cuando se le hacen observaciones para corregir el problema se molestan, toman una actitud prepotente y lo que es peor, no ejecutan la corrección, por lo cual el público continúa siendo un receptor de desinformación.

Uno de los temas que ofrecen la oportunidad de colocar en la mesa del debate académico este asunto, es precisamente el proceso de fundación de las ciudades de América durante el período hispano donde encontramos que hay urbes que disponen de la debida acta de fundación y otras no.

Un ejemplo de lo que decimos es el caso de la fundación de la Nueva Valencia del Rey en la Provincia de Venezuela, cuya situación hasta la fecha sigue siendo la misma, ya que desde el año 1688 se han escrito informaciones que han intentado explicar el asunto de la fecha de creación de la ciudad y el nombre de su fundador sin tener ningún tipo de éxito.

En tal sentido, cuando no se dispone de un documento original que certifique cuándo y quién fue el fundador de Valencia, y se insiste en seguir cometiendo el error de afirmar fechas y nombres de fundadores, definitivamente se comete un acto de irresponsabilidad con la gente.

Nosotros creemos que ya es momento de ponerle más seriedad al tema de la historia nacional y regional y dejar de lado ese afán sin sentido de sentenciar o declarar como cierto algunos eventos históricos, como el caso de la creación de nuestra ciudad de Valencia.

La ciudadanía tiene que saber que el historiador investiga, analiza, interpreta y luego escribe y comunica. El cronista registra de forma cronológica los hechos de una región y los divulgadores deben entender que publicar información histórica no es una competencia de “tubazos periodísticos” porque por la precipitación caen en el error de decir cosas falsas y al final del día el perjudicado es el público lector y la historia.

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