A propósito del artículo del Pbro. Jaime Suriá en 1957

El reconocido archivólogo del Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Caracas, Pbro. Jaime Suriá Vendrell (1882-1965), escribió en la revista Adsum, órgano oficial del arzobispado caraqueño, No 225, un artículo titulado “Las Misas de aguinaldo. Significado y origen litúrgico”. El autor había llegado al país en 1915, nacido en San Salvador de Gunyoles, (España), y le parecía como “extrañeza litúrgica” el privilegio de las Misas de Aguinaldo en nuestro territorio. En su acuciosa búsqueda de archivo, el tema se convierte en una cuestión de estudio para “los extrañados litúrgicamente”, que en su mayoría eran sacerdotes extranjeros, quienes habían llegado en las primeras décadas del siglo XX.

Lo primero que encuentra en el acervo histórico es “una donación a la Iglesia de Altagracia (en Caracas) para la séptima misa que parecía ser de las del Novenario, preparación al Nacimiento del Señor”. No indica la fecha. Ya al parecer se había hecho costumbre este novenario a principio del siglo XVII. Aquí en Valencia, tenemos en nuestro Archivo Histórico “Mons. Gregorio Adam” el siguiente testimonio: el 12 de junio de 1766, el capitán Bernardo Joseph Páez verificó un censo por la cantidad de 540 pesos, a favor de la Iglesia Matriz (Hoy Iglesia Catedral) de la ciudad para la celebración de las misas de aguinaldo.

Luego el autor encuentra un Decreto del Provisor y Vicario General de Caracas, en el pontificado del Excmo. Mons. Mariano Martí (1770-1792), con fecha 2 de julio de 1776, en donde manifiesta su inquietud si existe “abuso litúrgico” por las costumbres en las parroquias caraqueñas que “celebran varios octavarios a diversas advocaciones de la Santísima Virgen y los santos y en ellos se cantan las misas conventuales del día de la infra-octava”, y “para proveer al oportuno remedio, hágase saber al bachiller don Josef de la Sierra, capellán mayor del Monasterio de la Inmaculada Concepción, al bachiller don Félix Roxas, capellán de Religiosas Carmelitas y al doctor Josef Vicente Machillanda, segundo maestro de ceremonias de esta Santa Iglesia Catedral que, a continuación de este Decreto, digan su dictamen fundado sobre el asunto…” .

En el dictamen presentado por los mencionados y otros sacerdotes liturgistas hubo “diferencia de criterio”; sin embargo, “en cuanto a la Novena de Misas que proceden a la Natividad del Señor, en recuerdo de los nueve meses que moró en el castísimo Seno de la Virgen, estuvieron completamente acordes todos los informantes, y tres de ellos, citan el Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos…”.

El dictamen final sobre las Misas de Aguinaldo “es que todos están acordes en su licitud litúrgica”. Y luego el autor nos reproduce lo más importante de su investigación, la antigua costumbre de celebrar las Misas de Aguinaldo: el Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos con fecha 28 de septiembre de 1658:

In noven diebus ante nativitatem domini ubi adest antiquisima consuetude vel concursus potest decantari unica misa votiva solemnis B. M. V. quamvis in ipsis occurrant festum D. Thomae Apostoli et dominica tertia vel quarta adventus, non omissa tamen conventuali statuta hora decantanda.

Con esta fecha del decreto, “en esta ciudad [de Caracas] tenemos inmemorial costumbre de celebrar este Novenario” y, por consiguiente, dicha celebración de las Misas de Aguinaldo se remota a mitad del siglo XVII. Por tanto, “los nueve días antes del Nacimiento del Señor son privilegiados para que en ellos, aunque ocurra días clásicos se pueden cantar las misas de nuestra Señora que llaman de Aguinaldo”:

Noven dies vero ante nativitatem domini sunt privilegiati, in quibus quotidie, etiam diebus solemnibus, unicam misssam cantare votivam cum gloria et credo non negatur.

Este privilegio es lo que hace que las Misas de Aguinaldo sean una celebración solemne en honor a Nuestra Señora, la Madre de Jesús, en el marco del tiempo de Adviento. Es una Eucaristía con gloria que nos permite, con los cantos de aguinaldo, a prepararnos a la llegada del Niño Dios. Por eso, los cantos tradicionales de aguinaldo son propios del imaginario cristiano de los venezolanos. No dejan de faltar los instrumentos como cuatro, tambor, pandereta, furruco y maraca, entre otros. ¡Qué privilegio tenemos los venezolanos!

Pbro. Luis Manuel Díaz
Director del Archivo Histórico “Mons. Gregorio Adam”

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