La Imprenta Republicana de Joaquín Jordi que se estableció en Puerto Cabello (1825) funcionó primero con el colofón de “Constitucional” en Barcelona-España al servicio de los liberales adversos al absolutismo de Fernando VII.

Joaquín Jordi, tal vez, sea quien establece formalmente una imprenta en Puerto Cabello (1825), dado que, con anterioridad existieron producciones tipográficas en esta ciudad, sin permitirnos señalar una última palabra que explique la naturaleza de estas en la urbe porteña.

Antes de arribar a Puerto Cabello, Jordi tuvo una vida política bastante agitada en España, relacionada a los tumultuosos eventos ocurridos tras la invasión napoleónica. Pertenecía a la minoría liberal partidaria de los principios constitucionales, que con el regreso de Fernando VII al trono en 1814, se vieron obligados a exiliarse, ya que, el monarca, prescindió de la Constitución de 1812 y derogó toda misión política y legislativa de las cortes de Cádiz, restableciendo con ello, las instituciones del antiguo régimen.

Sin embargo, esa minoría no declinó en sus planes, y durante seis años ocurrieron sublevaciones a favor de instaurar una monarquía parlamentaria, comenzando por la insurrección de Francisco Espoz y Mina (1814), seguido del pronunciamiento de Juan Díaz Porlier (1815), la conjura del triángulo (1816), Lacy y Milans (1817) y Joaquín Vidal (1819). Finalmente, en 1820 logran establecer un gobierno denominado Trienio liberal (1820-1823), obligando a jurar al rey la Constitución de 1812 y a suprimir la Inquisición española.

En este último régimen Joaquín Jordi, tenido por liberal radical, establece en la calle de libreteria en Barcelona, una imprenta con el nombre de “Constitucional”; donde se van a publicar varios textos para sostener los postulados políticos de las autoridades de turno.

Entre las publicaciones con el sello de la “Imprenta Constitucional de Joaquín Jordi” se encuentran reimpresos “Carta del General D. Rafael Riego a sus compañeros de armas, los generales López-Baños y Arco- Agüero (1820)” El Sueña Verdades 22 de noviembre (1820), primera edición de Testamento de España en el tiempo de su decadencia por el célebre Macanas (1820).

En el corto tiempo del que se tienen datos del taller de Jordi, denota el compromiso político y la extrema vinculación de éste con los autores, ya que, en un ambiente socialmente exacerbado, tuvo que existir plena confianza para divulgaciones salidas de su imprenta como “El Discurso pronunciado por el señor Don Juan de Baile, diputado a Cortes por la provincia de Cataluña en la Sesión de 5 de noviembre de 1820”, “El Europeo a su Amado Hermano El Español-Americano por el coronel D. José De Rivadeneira y Texada (1820)”.

Este último autor, era de Lima, y viajó a España en plena guerra contra los franceses y en Cádiz se vinculó con los patriotas americanos, organizados en sociedades secretas, desde donde conspiraban para lograr la independencia de América española, encontrándose entre ellos José de San Martín. Al caer prisionero conoció en Cádiz a Fráncico de Miranda, y de regreso a su patria sirvió a la causa de la Independencia de Hispanoamérica.

Igualmente salen de la “Imprenta Constitucional de Jordi” “Letanía Constitucional” (1821) y “Coplas Patrióticas” (1821). En honor a los soldados veteranos y milicianos locales, por la restauración de la constitución de la Monarquía. “Guía para todo Joven Militar y muy Útil a toda Clase de Gefes Superiores, Oficiales, y Cadetes, e Individuos de Carrera. Introducción de un Padre a su hijo” por Don José Puig Teniente de Infantería (1821)Reflexiones del Coronel Costa para cortar la insurrección de Cataluña (1822)”, “Bosquejo del plan de la conspiración del 7 de julio: correspondencia importante hallada aquel mismo día en la calle del Arenal” (1822)

El trieno se caracterizó por un nivel de conflictividad política, fisuras y disputas entre las distintas fracciones, que terminaron con la repetición en el poder real de Fernando VII (1823) quien restauró el absolutismo, y muchos de los liberales tuvieron que exiliarse, sobre todo los intelectuales del país escaparon a Londres, y otros como es el caso de Jordi, supones que, las relaciones políticas establecidas con los grupos independentistas de América, le abrieron las puertas para que llegara, precisamente a Venezuela, la cuna de la libertad.

No podríamos afirmar que Joaquín Jordi, fue en algún momento combatiente en armas, más bien apunta en haber sido un hombre de buena formación intelectual y de solvencia económica. Según, Rastro Heráldico: Jordi es una antigua y noble familia originaria de Cataluña. Las referencias los ubican con frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de Túnez, acompañando las tropas de asalto en la conquista del 7 de octubre de 1.573.

El personaje que llegó a Puerto Cabello, lo pudiéramos describir como un hombre de temple, maduro, pasado de los cuarenta años de edad y de ideas clara. Estaba en conocimiento del contexto político del país. Sin lugar a dudas compaginaba con las ideas de los gobiernos representativos, sujetos a la obediencia de las leyes. Es así, como instala “la Imprenta Republicana”, involucrándose inmediatamente en el acontecer público local, no distante a las controversias políticas, en una República todavía bastante prematura.

Aun cuando, no disponemos de una fecha exacta de cuando llegó a esta ciudad, pudiéramos tener una idea de la misma, estimando que, “La Voz del Pueblo” periódico catalán apareció durante el mes de mayo de 1822, dirigido Ramón Pagés e impreso por Jordi. Este texto fue tribuna de los actores más radicales del liberalismo, pero paralizado repentinamente en el mes de agosto de ese mismo año, presumiéndose que, sus promotores fueron acorralados por las exaltaciones que llevaron nuevamente a los absolutistas al poder, y por ende la vertiginosa salida al exilio de este personaje con su taller.

Otro aspecto a considerar, pero ya relacionado a la historia de la imprenta en Puerto Cabello, es que, entre el lapso que huyó Joaquín Jordi de España y la fecha con la cual comenzó a circular el periódico “El Vigía” con el colofón de su Imprenta, (lunes 25 de abril de 1825), salieron otras publicaciones desde su taller, y no precisamente en ese año.

Esta hipótesis surge, después de percatarnos hace algún tiempo atrás, en una afanosa búsqueda, de la existencia de tres títulos prácticamente desconocidos salidos de la Imprenta Republicana de Joaquín Jordi en Puerto Cabello, todos correspondientes al mismo año (1825). Pero uno de ellos, fechado el 20 de abril. Es decir, fue publicado unos días antes de la primera edición conocida del periódico “El Vigía”, titulado “Primera y Última Contestación a las Gacetas de Puertorico”, autoría del capitán de navío Renato Beluche.

A este le siguió “Refutación a la contestación del señor Francisco de Paula Quintero sobre el impreso titulado Siguen los Denuncios contra el bergantín Romano o Roma-Libre”, de Sebastián Boguier y Renato Beluche (10 de mayo) y, por último, bajo el nombre “Al soberano pueblo colombiano” cuyos autores responden al nombre de “Sociedad de la Unión de Puerto Cabello”. De este, no se logró verificar fecha.

Estos textos publicados por la Imprenta de Jordi, dan una idea temprana a la ya conocida del catalán en la ciudad, que le permitió con suficiente tiempo establecer relaciones con actores importantes de la política porteña y el acontecer nacional; encontrado cierta afinidad partidista. El mismo nombre de la imprenta intuye a esta apreciación, así como la tendencia ideología de los voceros que aparecen en “El Vigía”, precisamente cuando comenzaban aflorar las grandes diferencias entre los civiles y militares en la conducción del poder.

Este misterioso hombre que va a dejar su huella en la historia de la imprenta local, murió en septiembre de 1825, de acuerdo al relato de Ali Brett (1973). Sin embargo, no se pudo corroborar con exactitud la misma, en los libros de entierro de la diócesis de Puerto Cabello.

Tras la muerte de Jordi, la “Imprenta Republicana” fue adquirida por Joaquín Permañer, y supuestamente después pasó a ser propiedad del general José Antonio Páez. Lamentablemente en ese lapso, “se van a extraviar el expediente que se formó del inventario y depósito de la imprenta con todas las demás diligencias practicadas por la sociedad sostenedora del Vigía cuyo expediente contenía veinticuatro folios”, según manifiesta el Jefe Político de Puerto Cabello a Manuel Martínez, quien a su vez elevó esta repuesta al secretario de Estado en el Departamento del Interior, el 17 de mayo 1831. Todos los pormenores de este caso que llevó un largo proceso de investigación, son expuestos en la obra “El Periodismo y las Imprentas de Puerto Cabello” (1806-1945) de Ali Brett (1973).

No conformes con el tema, y dado los avances tecnológicos de la actualidad; los trabajos salidos de la Imprenta de Joaquín Jordi, siendo optimista y como ha sucedido en otros particulares en la historia, pues no hay última palabra, pudiesen estar dispersos en algunos archivos o bibliotecas anónimas en Venezuela u otras latitudes, a la espera de ser rescatados

Elvis López

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