Esta importante actividad de nuestro Libertador poco conocida y divulgada, nos presenta su visión premonitora, iniciada en Monte Sacro con su conocido Juramento, cumplido con la espada del gran paladín cumanés en la magistral Batalla de Ayacucho, «Cumbre de la Gloria Americana», el 9 de diciembre de 1824.

A través del tiempo, Bolívar define su visualización geoestratégica de una América  libre y unida.

En Cajamarca se propuso reivindicar el derecho de una raza a su libertad, perdida con la prisión y sacrificio de Atahualpa su último monarca.

Retrocediendo las páginas de oro de la independencia americana, escritas con la tinta del sacrificio y el honor, leemos que Bolívar desde Quito, una vez organizado el gobierno, después del brillante triunfo del general Sucre en Pichincha «Cima de la libertad» el 24 de mayo de 1822, se trasladó al Perú.

Al llegar al puerto de El Callao el 1ro de septiembre de 1823, se dedicó a equipar, organizar, y adiestrar al Ejército Unido; paralelamente coordinaba las actividades políticas.

En su recorrido por el Norte del Perú, pasó por Cajamarca, a 2.750 metros de altura, capital del Departamento del mismo nombre, los días 13, 14, 15, 16 y 17 de diciembre de 1823, donde el 26 de julio de 1533, en la Plaza de Armas, fue ejecutado Atahualpa, Rey de Quito hijo de Huayna Cápac,  último soberano Inca, quién pagaba con su vida, por ser el monarca de un imperio, cuyas riquezas rayaban en el mito y en la leyenda.

Ante sus lugartenientes y amigos que lo acompañaban, la mañana del 17, frente a la Cruz de piedra al pie del cerro de Santa Apolonia, antes de despedirse pronunció un vibrante discurso, jurando vengar la muerte de Atahualpa y de una raza bravía, a manos del conquistador Francisco Pizarro.

El Libertador exteriorizó:

*»Juremos todos, como juro yo, por esta Cruz y por las cenizas de Atahualpa, morir por la independencia del Perú»*.

Este sería el tercer juramento de nuestro

Libertador; el primero lo realizó en Caracas el 22 de enero de 1803, a la muerte de su esposa María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, de no volver a casarse.

El 15 de agosto de 1805, en presencia de su maestro Simón Rodríguez  y su primo Fernando Rodríguez del Toro, a los cuatro vientos en el Monte Sacro de la eterna Roma, exteriorizó su

segundo juramento, de no dar descanso a su brazo, ni reposo a su alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimían por voluntad del poder español.

Otro juramento o promesa, poco conocido, lo realizó en septiembre de1812, en Curazao de dejarse crecer losbigotes, los cuales rasuró trece años después, el 26 de octubre de 1825, en Potosí.

Bolívar, es hoy y siempre un mensaje desde la eternidad, con visión, alma de poeta y con voluntad de redimir a los pueblos oprimidos.

Resultado de ese juramento en Cajamarca, lo reflejan sus distintos decretos emitidos, para dotar de tierras a los indígenas, del apoyo para el desarrollo agrícola y su protección física y legal.

Razón tiene el doctor peruano José Domingo Choquehuanca, cuando le dijo a Bolívar en lengua Quechua, en la población peruana de Pucará a tres mil novecientos metros de altura, el 2 de agosto de 1825:

*»Con los siglos crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina»* .

Bolívar soñó y realizó… porque quien no sueña no realiza nada en la vida.

Eumenes Fuguet Borregales. eumenes7@gmail.com

 

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