El 12 de junio de 2007, se cumplen 132 años de la muerte del general Julián Castro, hecho acaecido en Valencia, en su casa de la calle Colombia, cerca de la plaza Bolívar. Castro murió casi tan discretamente como nació, como veremos. Muere con los suyos, su inseparable Nieves y su hijo predilecto Ramón, quienes fueron siempre su inapelable y gran verdad. Muere, según se lee en el libro de Defunciones de la Catedral, como cristiano: recibió los sacramentos de la penitencia y extremaunción condicional. Su fallecimiento pasa casi inadvertido salvo, por una pequeña esquela necrológica sin ninguna trascendencia, y sus restos fueron inhumados en el Cementerio Morillo, campo santo que se borro en la historia junto con la tumba de Julián.

    Se dice que Julián Castro nació en el pueblo del  Sagrado Corazón de Jesús de Petare en algún momento entre 1805 y 1810. Según Don Torcuato Manzo Núñez, uno de los pocos historiadores que se ocuparon de Castro durante el siglo pasado, sus padres fueron Juan Manuel Castro y Margarita Contreras, agricultores de origen isleño y de humilde condición económica. Tuvo un hermano llamado Inocente, quien en años posteriores se establece en Montalbán uniéndose y formando parte de las elites del pueblo. Julián crece en medio de las penurias que trajo la Guerra de Independencia que incendió a Venezuela. De educación rudimentaria, a los 14 o 15 años se enrola en el Ejercito de la Gran Colombia, obteniendo el grado de alférez hacia 1830.

Entre 1831 y 1832, se amanceba con una hija natural del prócer de Junín y Ayacucho José Laurencio Silva, llamada Maria Nieves Briceño quien residía en Tocuyito, con quien tiene 4 hijos Julián, Inocente, Ramón y Francisco de Paula. Una mujer que amo y con quien se casa en 1843, luego de la obtención de la correspondiente dispensa eclesiastica. Fueron, mujer y muchachos, su vida, su única verdad. Teniendo buenas relaciones con Silva su suegro, adquiere tierras en Chirgua y Bejuma, entablando una estrecha relación con el Clan Bolívar, representado por Fernando el insigne sobrino de El Libertador. Bejuma será a partir de entonces el terruño de Castro y de su familia.

Julián siendo capitán destacado en el Batallón Anzoátegui, se ve involucrado bajo las ordenes de Pedro Carujo, en la detención y derrocamiento del Presidente José Maria Vargas. Luego de la derrota de los reformistas Castro es degradado y hecho preso. En 1845, es rehabilitado en el ejercito con el rango de subteniente y al año siguiente lo vemos en campaña contra el alzamiento de Zamora y el Indio Rangel. Entonces comienza su larga carrera de éxitos militares, siempre probando las mieles del triunfo, forjándose la fama de buen soldado cosa que ni sus enemigos lo niegan.

El ascenso de Castro vino con la llegada de José Tadeo Monagas, ganándose su confianza. Monagas lo premia con el generalato y la gobernación de la Provincia de Carabobo entre 1854 y 1858.

El descontento contra el gobierno de Monagas, pone a Castro a la cabeza de un movimiento de fusión entre liberales y conservadores, liderando la Revolución de Marzo de 1858, que derroca al gobierno del caudillo oriental. En poco más de un año ocupando la Presidencia de la República, luego de un gobierno inestable y su poca habilidad política,  una conjura conservadora encabezada por Manuel F. Tovar, hace preso a Castro y le obliga a renunciar, para posteriormente enjuiciarlo, declararlo traidor y expulsarlo del país. Para 1869 esta de vuelta al país ocupándose de su hacienda en Chirgua. Durante la Revolución de Abril, presta excelentes servicios militares a Antonio Guzmán Blanco y para 1872, aparece firmando como General en Jefe, en la población de Tinaquillo la sentencia de muerte contra el general Matías Salazar.

La historiografía venezolana tradicional ha sido dura con Castro, la macula de traidor lo llevo al olvido. Ahora una nueva generación de historiadores estamos revisando a tan controvertido personaje, no con un afán reivindicativo más bien con la idea de darle un justo valor al personaje. Una excelente caricatura de Zapata se refiere a Castro con esta lapidaria frase: ¡VENEZUELA HA SUFRIDO CADA PRESIDENTE QUE EXISTEN DUDAS DE QUE JULIAN CASTRO HAYA SIDO EL PEOR¡ Zapata.

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