Puerto Cabello y Valencia se cuentan entre las pocas ciudades venezolanas, además de Caracas y La Guaira, que en tiempos decimonónicos tienen el privilegio de admirar al afamado violinista José Silvestre White y Laffite, nacido en Matanzas, Cuba, en 1836. A los quince años aquél había adquirido gran destreza en la ejecución del violín, debutando el 21 de marzo de 1854 junto al pianista norteamericano Gottschalk, en un concierto que tuvo gran resonancia; más tarde es enviado por su padre a Francia, donde ingresa al Conservatorio de París en la cátedra del maestro Delphin Alard.  Sus extraordinarias dotes le valieron en julio de 1856 el Primer Premio que otorgaba el Conservatorio, comenzando una brillante carrera como violinista y compositor, que le convertirán años más tarde en profesor de dicho Conservatorio. De vuelta en Cuba (1875) es expulsado por actividades revolucionarias, momento a partir del cual se dedica a brindar conciertos y recitales destinando lo recaudado a la revolución. Sus ejecuciones arrancaban de los asistentes las más profundas impresiones, como sucedió con estas hermosas líneas que le dedicara José Martí: “Yo honro en él a la vigorosa inspiración, y la ternura y la riqueza de mi tierra queridísima cubana. Él debe el genio al alma, y el alma al fuego que la incendió y la calentó. / Horas fueron para mí de regocijo y entusiasmo las que pasé conmovido con su arco: páginas sean éstas de gratitud y afecto para él: yo me siento orgulloso con que mi patria sea la patria de este artista perfecto y eminente”.

Detalles de los conciertos de White en el puerto han sido suficientemente estudiados por el suscrito en nuestro libro Puerto Cabello: la música en el tiempo (2004); sin embargo, sus presentaciones en la capital carabobeña han escapado al escrutinio de los historiadores. Doña Luisa Galíndez en su Historia de Valencia (Siglo XIX) apenas refiere la presencia del violinista en la ciudad, sin aportar mayor información, de allí que valga la pena ahondar sobre esta visita.

El primer concierto que brinda White en la capital carabobeña, tiene lugar el domingo 13 de mayo, y en esta oportunidad será acompañado al piano por el músico porteño Sebastián Díaz Peña, a la sazón allí residenciado.  El programa incluía variaciones y fantasías sobre algunos temas operáticos: “… en nuestro teatro no habíamos oído jamás –diría la prensa valenciana– una fantasía ejecutada por el solo violín y este hombre superó a sí mismo cantando con su potente arco y acompañándose al mismo tiempo en pizzicato…”  Una segunda presentación sería anunciada para el domingo 20; no obstante, tendrá lugar el día lunes, pues una fuerte tempestad obligará posponerlo.  Las páginas de La Voz Pública, periódico de los hermanos González Guinán, proporciona valiosa información al respecto, pues desde el mes de abril seguía las andanzas del artista, señalando que estaría pronto en esta ciudad. White llega el día 8 de mayo a Valencia: “El célebre violinista White ha llegado a esta ciudad y venido a nuestra oficina, donde en aquel momento no nos hallábamos.Lo sentimos, pero ya tendremos la oportunidad de tratar al afamado artista que va a exhibirse en nuestro público el próximo domingo 13 de los corrientes”. Un cronista de aquel diario, escribe:“Mañana en la noche, a las ocho, tiene lugar en el teatro el primer concierto del reputado violinista White. La sociedad amante del arte divino de la música se dispone a deleitarse oyendo a esta celebridad, que es primer premio del Conservatorio de París”. En otro suelto se comunicaba que había habido una reunión en la casa de gobierno para “prestar concurso al célebre violinista White en su próximo concierto”, mediante la colocación de 14 palcos…”.

Afortunadamente, La Voz Pública en su edición del 14 mayo de 1877, ofrece una amplia crónica del primer concierto, hasta ahora desconocida, por lo que bien vale la pena transcribirla en extenso: “Anoche dio su primer concierto en el teatro de esta ciudad el violinista White./  La extensa recomendación de la prensa caraqueña que venía precediendo su llegada nos había hecho creer que la hipérbole de nuestros tiempos exageraba las facultades del artista.  Hoy estamos convencidos de que todo elogio es digno de este verdadero genio de la música./ El instrumento obedece a la fuerza de su talento y de su arte, como los astros obedecen en su marcha por el espacio, a las leyes armónicas que los rigen./ Ejecutó primero unas variaciones sobre Marta, admirables por su limpieza. El artista posee un estilo depurado en el crisol del buen gusto, afinación precisa y ejecución extraordinaria.  En las notas dobles de tercera sube unas veces por la escala de los sonidos a llevar al corazón la dulzura exquisita de la armonía y otras desciende con el arte de su genio a calmar las misteriosas borrascas del corazón./ Las variantes de Marta bastaron por sí solas para acentuar la recomendación del artista.  Oh! Fuerza del genio!/ Llegamos a las de Sonámbula. Deseábamos oír la creación de White sobre la ópera del inmortal Bellini. Nos admiró sobre manera./ En nuestro teatro no habíamos oído jamás una fantasía ejecutada por el solo violín y éste hombre se superó a si mismo cantando con su potente arco y acompañándose al mismo tiempo su pizzicato, llevándonos hasta el extremo de hacernos creer que era un trio que se ejecutaba de bajo, violín segundo y violín cantante./ Soberbia escala hizo este artista, en las variaciones de que nos ocupamos, descendiendo en notas pisadas tirando el arco con una precisión admirable./ El carnaval es un tema muy conocido de nosotros, a buenos artistas se lo hemos oído y aplaudido, recordando entre ellos al caballero Brindis de Salas; y no obstante todo, el señor White nos parece haber superado a todos sus predecesores./ Notas dobles en armónica, décimas todas las dificultades del arte vencidas por la fuerza del talento./ Divino misterio de la música, la fábula nos dice que los mares de la heroica Troya eran formados por las insensibles piedras que obedecen a los sones de aquella liz misteriosa que tocaba Anfión, y nosotros creemos oyendo a White algo semejante a los cantos de los ángeles transportándonos de este mundo de miseria y las regiones celestiales”.

Días más tarde White regresa a Puerto Cabello, en donde ofrece un concierto de despedida acompañado por las aventajadas jóvenes Isabel Noblot y Ascensión Sauvage, hijas de comerciantes locales.

 

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@PepeSabatino

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