Otro de los hechos importantes en los que participó el coronel Félix Celestino Hernández fueron las conspiraciones estudiantiles en Caracas, que también tuvieron como protagonistas al presidente de la República, Juan Vicente Gómez; su hermano, el general Juancho Gómez; su hijo, el general José Vicente Gómez y el escritor valenciano Dr. José Rafael Pocaterra.

Cuenta el coronel Hernández que el inspector general del Ejército, general José Vicente Gómez, lo manda a llamar y le indica lo siguiente: “Coronel Hernández, habrá una reunión a la cual será invitado usted… asista a ella”. No hubo más comentario sobre el asunto, por lo que el coronel Hernández respondió que estaba entendido y se retiró del despacho.

A los pocos días y estando Hernández en el Cuartel “La Planta” en El Paraíso, vino un hombre a buscarlo y le dijo: “Vengo para que me acompañe a una reunión donde lo esperan”.

Salieron de allí y se dirigieron a una casa situada en la esquina de Cruz Verde, en la Parroquia Santa Teresa. Al entrar a la casa y ver el grupo de revolucionarios, Hernández dijo: “¿Para qué me han traído a esta reunión?”. Le respondió uno de los líderes llamado Tancredo Pimentel que para realizar sus planes necesitaban del apoyo de la gente del ejército.

Después de ser explicado de todos sus planes, Hernández les dijo: “Tengan en cuenta que no soy espía, pues yo cuido mi buen nombre”.

Al día siguiente, el coronel Hernández se reportó con los generales José Vicente y Juancho Gómez, a quienes les dijo que en dicha reunión no hubo nada importante que afectara al gobierno.

Desgraciadamente dentro de aquel grupo de revolucionarios había un espía del gobierno y este al oír que iban a invitar al coronel Hernández a una reunión, le contó a José Vicente Gómez por lo que este le dijo a Hernández de la invitación que le iban a formular.

De este hecho fue acusado el coronel Hernández y el Dr. José Rafael Pocaterra en su libro lo acusa de ello, encendiendo una gran polémica que llevó a la aparición de numerosos artículos en defensa de Hernández en la prensa capitalina. Entre ellos, el escritor Ángel Corao, quien le hizo una entrevista publicada en El Heraldo y su hermano Jesús Corao en una carta enviada a Pocaterra y que aparece en el libro Cuando los bandoleros se imponen le dice en uno de sus párrafos: “Hablé con Pedro y allí me envió un viejo y pundonoroso militar, Celestino Hernández, a quien en un libro tuyo infamaste tildándolo de delator, cuando al mejor prueba de que no delató a nadie fue que ni Carabaño ni yo caímos presos”.

Cuando a Pocaterra se le preguntó sobre el asunto él respondió: “Deben considerar que soy un historiador y a mí me contaron, si yo hubiera tenido alguna de las miles de referencias y recomendaciones que hoy tengo, Celestino Hernández no aparecería en mi libro, y les repito: soy historiador y a mí me lo contaron”.

Al respecto de esa respuesta muy simplona, por cierto, uno podría reflexionar que no fue Pocaterra un buen historiador porque si en ese entonces sus relatos se basaban sólo en “lo que le contaban” sin verificar fuentes, la verdad es que estaría aplazado en la universidad.

Más tarde, en ocasión de la venida de Pocaterra a Valencia para dictar una conferencia en “Arenas de Valencia”, Hernández y Pocaterra se encontraron en el Hotel Alemán y Hernández le habló del asunto, contestándole Pocaterra lo siguiente: “Coronel Hernández, no me hable de ello, hoy lo conozco a usted, y conozco a los que me hablaron, y si por una aberración fuera usted culpable, yo estaría obligado a defenderle por lo mucho que usted ha hecho por mi pueblo, le debo una rectificación, deme tiempo, se lo promete José Rafael Pocaterra”.

Posteriormente, estando Pocaterra en Canadá le escribió a Hernández una carta donde le decía: “Cuando aparecieron publicaciones del asunto en la prensa de Caracas en enero de 1937, inmediatamente inserté la nota que aparece a pie de la respectiva página y corre inserta en las sucesivas ediciones de mis Memorias a partir de la segunda”.

“Como usted en su referida carta para mí invoca sentimientos humanos y sociales a los cuales nunca fui extraño y así lo atestiguan mi vida y mi obra, puede estar cierto que en éste como en todos los asuntos de tal orden que se susciten, siempre me situaré, categóricamente, por encima de intereses pasionales o momentáneos”.

“Dejo así contestada su carta y quedo atentamente de usted”.

José Rafael Pocaterra.

Corregido el error y pasado ya el tiempo de aquella confrontación, Hernández y Pocaterra se hicieron buenos amigos y ello se demuestra cuando siendo presidente de la República, el general Isaías Medina Angarita le preguntó a Hernández lo siguiente: “Don Celeste, usted vería con agrado el que José Rafael Pocaterra figure con nosotros en el gabinete”,  y este contestó: “Sí, Pocaterra es una personalidad de renombre y prestancia que dará en colaboración de conjunto, relevante brillo al gobierno.”

Como dato anecdótico de los hechos ocurridos en Caracas, después de finiquitada la revuelta estudiantil, el Gral. Juan Vicente Gómez mandó a llamar al Gral López Contreras y al general Hernández y a cada uno por su lado les dijo que los “chismes”en Caracas en contra de ellos estaban fastidiándolo mucho y que para calmar los ánimos los sacaría a ambos de Caracas por una temporada. A López Contreras lo envió al estado Táchira y al general Hernández a Mérida.

Bibliografía:

  1. Apuntes inéditos del general Félix Celestino Hernández pertenecientes a mi familia.
  2. Cuando los bandoleros se imponen, del Dr. Germán Vizcarrondo.
  3. Memorias de un venezolano de la decadencia, Dr. José Rafal Pocaterra.

Carlos Cruz

galeno1999@yahoo.com

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