De todos los venezolanos es conocida la historia de monseñor Salvador Montes de Oca, perseguido y expulsado por la dictadura de Juan Vicente Gómez y fusilado por los nazis en Italia durante la segunda guerra mundial, por lo que se le conoce como el «Obispo Mártir».

Pero Montes de Oca no fue ni el primero ni el único de los sacerdotes venezolanos que dieron su vida y su libertad por las causas justas. Desde los tiempos del 19 de abril cuando el padre Madariaga tuvo un importante papel en la destitución de Emparan; los curas han tenido activa participación en la defensa de los más altos ideales de nuestro pueblo. Páez, por ejemplo, menciona una enorme cantidad de sacerdotes que le acompañaban y combatían a los realistas en sus filas. Ribas se enfrentó a Bóves en La Victoria con muchos seminaristas, es decir, los «pichones» de cura que dieron su vida por la república. A Guzmán Blanco, el ladrón más grande que tuvimos en el siglo XIX se le enfrentó duramente la iglesia venezolana.

Los mártires de la rotunda

Nuestro insigne escritor valenciano José Rafael Pocaterra, nos ha dejado en sus “Memorias…” la historia de cuatro de sus compañeros de prisión y martirio en las mazmorras de la Rotunda de Caracas. Son con cuatro sacerdotes que mucho antes del sacrificio de el “obispo mártir” Montes de Oca, dieron su vida defendiendo a los venezolanos oprimidos y perseguidos y a quienes la historia no les ha hecho justicia.

Sin ningún tipo de juicio o posibilidad de defensa todos ellos fueron martirizados y asesinados por la dictadura de Juan Vicente Gómez: Evaristo Ramírez, Tomás Monteverde, Régulo L. Franquiz y Antonio Luis Mendoza deben ser recordados por nuestra historia contemporánea como los clérigos que sucumbieron en la Rotunda en defensa de la justicia y de los oprimidos por la dictadura más sangrienta de la historia de Venezuela.

De ellos el Pbro. Dr. Antonio L. Mendoza, caraqueño, es el más vinculado a nuestra región. Antes de venir a Carabobo fue párroco de San Felipe, El Tinaco y Yaritagua, donde tuvo una extraordinaria labor en la construcción del primer hospital del pueblo, estableció una escuela nocturna y fundó un periódico. En 1897 fue párroco de Guacara donde encabezó las manifestaciones de apoyo a las reivindicaciones de Venezuela por la Guayana Esequiba. En 1901 en Valencia funda el Colegio de la Inmaculada Concepción. Escribió una biografía de Pedro León Torres y otra de José Gregorio Monagas. Párroco de la Parroquia El Valle, en Caracas, en 1913 en un sermón denuncia la inmoralidad reinante en el país, por lo que es encarcelado en la Rotunda, donde permaneció con grillos en los tobillos por nueve años hasta que fue envenenado con arsénico y murió en 1922.

El padre Régulo L. Franquiz, de Guarenas, diplomático un aguerrido y polémico cura, contumaz crítico del gobierno, había sido detenido por dos años, pero liberado criticó la condecoración papal al dictador y fue detenido en La Guaira, donde fue torturado salvajemente y lo trajeron amarrado y a pie, descalzo desde el litoral hasta La Rotunda, en Caracas, donde fue envenenado con arsénico y vidrio molido, muriendo el 16 de diciembre de 1917, luego de dos días de agonía, tres meses después de su detención. Después de muerto Gómez, uno de sus asesinos, Nereo Pacheco, fue condenado a 20 años por el crimen.

El sacerdote Evaristo Ramírez, tachirense y educador, de la Catedral de Caracas. Lo encarcelaron por ser cuñado de un supuesto conspirador. Enfermó por las torturas y lo tenían que sacar en una silla a tomar el sol ya que no se podía mover por sus múltiples lesiones. Murió envenenado con arsénico el 23 de enero de 1918 en la Rotunda luego de una terrible agonía con tan solo 43 años. Después de su asesinato fue enterrado secretamente y sólo días después de la inhumación se le señaló a sus familiares el lugar donde estaba enterrado.Tomás Monteverde, Capellán de La Trinidad, apresado ya anciano se le remacharon unos grillos de 70 libras. Estuvo preso por siete años hasta su muerte en 1922.

Luis Heraclio Medina Canelón

luisheracliomedina@gmail.com

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