De acuerdo con lo establecido en el Título XIX del libro III de las Leyes de Indias; el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad de Cartagena de Indias se estableció en el año de 1610 durante el reinado de Felipe III, siendo obispo de esa ciudad, Fray Juan Ladrada.

Y es en ese tribunal donde fue a parar la denuncia de un caso muy curioso ocurrido a finales del siglo XVII en la ciudad de Caracas (Provincia de Venezuela), donde un religioso generó un gran alboroto en dicha urbe.

El personaje central de esta historia se llamaba Juan Álvarez, natural de la ciudad de Cumaná (Provincia de Nueva Andalucía o Cumaná), a quien popularmente le apodaban “Juanote” y quien era “Clérigo de Menores”.

Es importante decir que para la Edad Media los llamados “Clérigos Menores” eran aquellos que sólo recibían alguna de las cuatro órdenes menores que son: (Ostiario, Lector, Exorcista y Acólito).

Sobre el hecho en cuestión hay que decir que el presbítero “Benito Basquez de Montiel” el 16 de junio de 1686, en la llamada “Octava de Corpus Christi” (Celebración que se realiza 60 días después el Domingo de Resurrección) “a la ora de nona, que es de la una a las dos de la tarde” es informado de que en la iglesia catedral, ante la presencia del Santísimo Sacramento, estaban bailando y además un religioso ofrecía un sermón en tono de burla. Motivo por el cual el cura Basquez envió a un comisionado para que verificara la noticia.

El reporte de este observador indicó que no solamente estaba bailando el tal “Juanote”, sino que también estaban danzando otros religiosos, como los presbíteros Antonio Martínez, Ignacio Morgado, Rodrigo de Aldana, Joseph Delgado y Don Pedro de la Parra, a los que se les señala como “canarios” por las danzas que ejecutaban que eran propias de esa región.

Evidentemente, que semejante espectáculo atraía la atención de la gente y por ello una gran cantidad de mujeres y hombres acudieron a observar estas danzas y escuchar el famoso sermón y ya dentro de la iglesia, el ruido de las murmuraciones y risas era tal, que el reporte señalaba que aquello parecía más bien una plaza que un templo y en cuanto al sermón lo calificó como vulgar y ridículo.

La información fue tan impactante para el presbítero Basquez, que decidió asistir en persona para verlo con sus propios ojos y justo cuando está llegando a la iglesia se encuentra con que la feligresía ya estaba saliendo y al verlo le dijeron “Tarde viene usted que ya Juanote ha predicado…”, por lo que no tuvo más remedio que regresarse.

Pero el clérigo Juan Álvarez no contento con lo sucedido, también fue a predicar el famoso sermón a las puertas del “Convento de las Monjas Concepciones”, cuatro o cinco días después de lo sucedido en la catedral, por lo cual estaba reincidiendo en el asunto.

En consideración a lo ocurrido se decide abrir una investigación formal sobre el asunto y se citó a los siguientes testigos: Don Joseph Melero, presbítero y cura rector de la iglesia catedral, Fray Pedro de Origuela, religioso misionado capuchino y Fray Ydelfonzo de Zaragoza, también capuchino, quienes en sus relatos coincidieron en los hechos ocurridos en cuanto a los bailes.

Con respecto al “sermón” se decidió hacer un análisis del mismo bajo los siguientes términos:

Primero que todo hay que decir que el clérigo Juan Álvarez fue llamado a declarar y en el interrogatorio manifestó que él había ido al palacio y que el obispo Diego de Baños y Soto Mayor le había ordenado que predicase un sermón para una fiesta votiva que se haría a Santa Rosa y que él viendo que no era capaz de cumplir con ello manifestó no querer hacerlo porque “era corto de letras”; pero el obispo lo obligó y no tuvo alternativa.

En una parte del Sermón Álvarez decía: “Tú Rosa y Pedro han de ser piedra fundamental de mi iglesia..” y esta frase fue calificada como “errada” porque de ella se desprende que Santa Rosa fue cabeza de la Iglesia como Pedro, lo cual no es así, y en otra versión de esa situación se dijo que “Roma y Pedro eran la piedra fundamental de la Iglesia, lo cual también estaba equivocado al comparar a Roma con San Pedro como base de la Iglesia y sobre lo cual uno de los que analizó el caso como lo fue el presbítero Bartolomé de la Torre de la Compañía de Jesús en la ciudad de Cartagena de Indias dijo lo siguiente: “En lo demás no he hallado cosa contra la Santa Fe Católica.”

¿Qué sucede por fin con Juan Álvarez?

La investigación del caso del religioso Juan Álvarez no pasó a mayores en manos del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad de Cartagena de Indias.

El análisis de la situación como del personaje en cuestión indican que realmente era una persona bien extraña desde su aspecto físico hasta su comportamiento.

Durante los interrogatorios se llegó a describir físicamente a “Juanote” como “una persona de más de 50 años, hombre de muy mediano cuerpo, cargado de espaldas, de muy mal parecer y ridículo por su simplicidad”.

En cuanto a su comportamiento el mismo era bastante irregular porque, por ejemplo, además de los hechos ocurridos en Caracas, en ese documento también se menciona que “Juanote” en una ocasión estando en el Puerto de La Guaira por ocho reales se dejó pasear en un burro y hacía como que lo iban azotando.

El otro punto cuestionado fue por supuesto el de los bailes, los cuales para esa época eran muy mal vistos por la Iglesia Católica, pero que en conjunto al contenido equivocado del sermón y que después repitió el mismo en las afueras del Convento sin que nadie le ordenara tal acción, dejan en evidencia que Juan Álvarez era alguien bien particular.

Un aspecto final a evaluar es que Álvarez no quería dar el sermón y fue obligado por el obispo, que dicho obispo estuvo presente cuando se presentó la situación y no hay registro de alguna intervención suya para tratar de parar aquella especie de show y que además le había confesado que no estaba preparado para darlo y que “no era hombre de letras”, por lo cual está confesando que no era una persona preparada para tal encomienda.

Visto todo ello me remito a la frase del presbítero Bartolomé de la Torre cuando dice: “En lo demás no he hallado cosa contra la Santa Fe Católica”.

Y por ello fue que tales sucesos no tuvieron sanción alguna por parte del Tribunal de la Inquisición y el evento sólo pasó a ser un hecho bien cómico de la Caracas del siglo XVII.

Bibliografía:

  • Recopilación de las Leyes de los Reinos de Indias, mandadas a imprimir y publicar por su Majestad Católica del Rey Don carlos II, Tomo I, Quinta Edición , Madrid 1841, Librería Española.
  • Los Códigos Españoles, concordados y anotados, Tomo Sétimo, Novísima Recopilación de las Leyes de España, Segunda Edición, Antonio de San Martín, Editor Puerta del Sol Número 6, 1872.
  • Danzas en el período novohispano, Raúl Heliodoro Torres Medina, Universdidad Autónoma de Ciudad de México, https://dos.org/10.31836/ih.20.7161

Proceso de fe de Juan Álvarez, Inquisición,4823,Exp.2 , ES.28079.AHN//Inquisición,4823,Exp.2, http://pares.mcu.es

Carlos Cruz

galeno1999@yahoo.com

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