El 4 de julio de 1817, el Libertador vivió uno de sus momentos más difíciles, cuando casi rodeado por las fuerzas realistas, su integridad física corrió inminente peligro.
Liberada parte de la vasta e importante región de Guayana el 11 de abril de 1817, gracias a la exitosa actividad del general Manuel Piar con la batalla de San Félix, donde funcionó exitosamente el binomio soldado-indio; los primeros con la caballería e infantería y los segundos con lanzas y flechas.
En la población oriental de El Chaparro Bolívar recibió la fausta noticia del triunfo, procediendo a apurar su marcha hacia Angostura.
Luego de su llegada el 27 de abril; el 2 de mayo felicitó a los bravos soldados y ascendió el 12 a Piar a general en jefe, siendo uno de los once oficiales que ostentaron el máximo grado militar en la Venezuela Heroica.
Con la finalidad de lograr el total dominio de la región y la libre navegación por el Orinoco, el Libertador se dedicó a organizar las fuerzas para eliminar la poderosa flota realista y completar el asalto a las fortificaciones de Angostura y Guayana la Vieja.
El sacerdote y general, el caraqueño José Félix Blanco, comandante de las Misiones del Caroní, la cuales comprendían veintinueve comarcas, con una población de veinte mil habitantes, proporcionaba mulas, caballos y alimentos para el apoyo de las operaciones.
Por disposiciones del máximo jefe, el almirante Luís Brión fundador de la Infantería de Marina y del Almirantazgo, zarpó el 31 de mayo de 1817, de Pampatar, en dirección a la desembocadura del Orinoco, con su flota integrada por ocho buques, entre bergantines y goletas y cinco flecheras, bien armadas y tripuladas, se encontraba como segundo jefe el margariteño Antonio Díaz.
Bolívar ordenó al general Arismendi, construir flecheras en Boca de Tablas del Caroní sector San Miguel, para reforzar la flota de Brión, supervisados por el porteño Agustín Armario, utilizando los indios caribes expertos navegantes en el «río Padre», y fortificar la ensenada del Cabrián.
El cuartel general republicano se encontraba cerca de Guayana la Vieja en un trapiche ubicado en el sector de Casacoima, (hoy municipio con dicha denominación).
Calculando la aproximación de Brión, el Libertador dispuso que cuatro flecheras se movilicen desde el apostadero de San Miguel hacia las bocas del Orinoco.
En esas embarcaciones se trasladaban: Bolívar, Carlos Soublette, Jacinto Lara, Juan Bautista Arismendi y su hijo Miguel, Pedro Briceño Méndez, miembros del estado mayor y pocos soldados.
Desde las fortificaciones enemigas en Guayana la Vieja, los realistas, al observar el movimiento, procedieron a dispararles y perseguirlos con seis lanchas cañoneras.
Estas fuerzas superiores, obligaron al Libertador dirigirse velozmente hacia el caño Boca Negra en la orilla derecha del Orinoco.
Casi rodeados por los atacantes, para salvar sus vidas optaron por lanzarse al estero lleno de lodo y matorrales para esconderse.
Los realistas capturaron las flecheras, pasando a cuchillo a los tripulantes.
El bravo oficial caroreño Pedro León Torres, con dos oficiales, logró evadirse de la zona y con refuerzos permitió la retirada de los atacantes.
En horas de la noche milagrosamente salvados y enlodados llegaron al Trapiche de Casacoima.
Bolívar quien se había desprendido de las ropas para poder movilizarse en el pantanal, presentándose un estado febril, recibió una bata y luego de consumir bebidas calientes, en forma incoherentes; entre otras cosas dijo:
*»Perdí mi uniforme, pero estoy a gusto con esta bata que ustedes me han regalado*.
*»Sin embargo más complacido estaré mañana cuando me estrene la hermosa camisa de corteza marina que me regaló un cacique*.
*» Debemos estar felices, porque el almirante Luís Brión está cerca y todo este territorio donde estamos, será liberado, y entonces se salvará Venezuela y la Nueva Granada, y los conduciré a todos ustedes a libertar también a Quito, Perú y a todo el Continente Americano, allí llevaremos nuestros pendones victoriosos, el Perú será libre «*
Los oficiales presentes, mirándose unos a otros pensaban que es el delirio febril que lo hizo hablar de esta manera y que no estaba en sus cabales.
Dionisio asistente de Bolívar, último en llegar al campamento, no soltaba un enorme cuchillo, explicaba que:
«era para matar a su excelencia el Libertador, antes que verle prisionero por los realistas».
Un oficial llamó aparte al coronel Briceño Méndez y le dijo llorando:
*»Todo está perdido, amigo, lo que era toda nuestra confianza, helo aquí loco, está delirando»*
El capitán de navío Antonio Díaz, triunfó contra una flotilla española en Pagallos el 7 de julio.
Por tierra el general José Francisco Bermúdez sitió las fortalezas de Angostura, donde se encontraba el general Miguel de La Torre, quien al verse sin alimentos, sin refuerzos y con demasiadas bajas a causa de las epidemias, se movilizó el 17 de julio hacia los castillos de Guayana La Vieja, permitiendo que Bermúdez ocupara Angostura ese día; a la vez que Brión organizaba su flota reforzada con flecheras e indios caribes.
Ante la presión y la falta de logística, De La Torre procedió a evacuar en treinta navíos, al personal militar y civil que se encontraba en las fortificaciones de Guayana la Vieja, zarparon el 3 de agosto con resultados adversos, por la maniobra y experiencia del almirante Luís Brión en el combate de «El Cabrián», apoyado por los batallones Barlovento y Guardia de Honor, colocados a la orilla del río.
Las perdidas españolas fueron de: catorce embarcaciones con setenta y tres cañones, 1.700 prisioneros, cuantiosas municiones, trescientos treinta fusiles, 160.000 pesos de plata y 300.000 pesos en cobre; las naves que pudieron escapar con De La Torre se dirigieron a Trinidad.
Con estas importantes acciones, se logró el libre tránsito por el Orinoco hacia el Apure y la Nueva Granada, la salida al mar, y una extensa zona preparada para el soporte logístico.
El Libertador le escribió a Páez sobre este suceso, expresándole eufóricamente:
*» Este golpe nos da una preponderancia eterna, y fija el destino irrevocablemente el destino de Guayana, Barinas y aún de la Nueva Granada «*
Bolívar en Casacoima deliró sobre el futuro de la América hispana, era el desarrollo de su Juramento de Monte Sacro.
Eumenes Fuguet Borregales