«La historia es el progreso de la conciencia de la libertad» George Wilhelm Friedrich Hege

Apreciados amigos lectores, en esta ocasión vamos a realizar un alto en nuestras acostumbradas entregas semanales sobre temas de historia hispanoamericana y nacional para tratar un punto que también tiene que ver con la materia; pero en este caso es una revisión y una reflexión sobre el desarrollo de la historia en nuestro país.

Son muchas las ocasiones que en el pasado hemos hablado sobre el problema que viene padeciendo la difusión de la historia de Venezuela, debido a que por razones de la politiquería ideológica se ha querido tergiversar la misma, para contar una historia irreal cargada de mucho componente político, el culto al personalismo y un asfixiante matiz militarista.

Por otro lado, esta metodología se ha llevado hasta las escuelas, con lo cual nuestros jóvenes no sólo están recibiendo una información incompleta y desconfigurada de los hechos que realmente ocurrieron en el pasado, sino que además le han cercenado etapas muy importantes de la misma que la condenan a ser una materia castrada.

Afortunadamente, para contrarrestar esta situación, tanto la Academia Nacional de la Historia como las academias regionales han realizado grandes esfuerzos para llevar adelante la lucha por difundir una historia real, objetiva y equilibrada, a la cual se le han sumado las iniciativas y emprendimientos de organizaciones culturales y particulares que han tomado el impulso de difundir la historia nacional y regional con gran vocación y que a veces se han visto un poco perjudicados por algunos elementos que sólo por figurar han cometido graves errores en materia de información histórica y que gracias a Dios son un porcentaje mínimo.

El tercer aspecto se encuentra a nivel de nosotros mismos, porque a veces sentimos que tenemos una gran cantidad de historiadores que no están haciendo ninguna investigación, no están publicando artículos, trabajos en revistas indexadas o libros, no participan en conversatorios, charlas o conferencias y parece que han quedado satisfechos por haber obtenido un título de historiador o por haber logrado entrar a alguna academia de historia, para luego colgar dichos títulos en una de las paredes de su biblioteca u oficina como un trofeo deportivo.

Por otro lado, también preocupa que con bastante frecuencia nos quedamos en la superficialidad de la discusión histórica (en el sentido académico de la palabra), pues cuando nuestros colegas publican sus trabajos deberíamos hacer un análisis detallado de los mismos y entrar en la profundidad de la materia expuesta, para darle más vida a la investigación realizada y no quedarnos en la anécdota o en los detalles bobos que obvian la sustancia del trabajo, y esto es increíble porque de esa forma no se le da valor al esfuerzo intelectual que se hace y ello nos lleva a meditar que sería importante retomar una antigua costumbre, que era programar mesas redondas para la discusión de temas históricos al estilo de los llamados “focus group” o lo que yo llamo “Grupos de discusión”.

Un focus group es un grupo o equipo de diversas personas seleccionadas para que participen en un debate guiado por un moderador cuya función principal es llevar el equilibrio de la discusión sobre un tema determinado de donde nacen ideas para futuras investigaciones o conclusiones de lo que se ha investigado y que en este caso lo estamos aplicando al campo de la historia, por lo que queda entonces este planteamiento en la mesa del debate para conversarlo.

Carlos Cruz

galeno1999@yahoo.com