Lema: «Todo para la mayor gloria de Dios».
«Su Santidad Francisco, es el primer Papa perteneciente a la Orden Jesuita en la historia de la iglesia católica, asumió el 2013».
«El Papa Negro»
Iñigo López de Loyola, mejor conocido como San Ignacio de Loyola, nació en Azpeitia Guipúzcoa el 24 de octubre de 1491; desempeñándose en 1521, como capitán del ejército español en la defensa del castillo de Pamplona, recibió varias heridas.
Durante su larga convalecencia, dedicándose a la lectura de libros religiosos, le vino la feliz idea de fundar en 1540, la Orden Religiosa que hoy en día se ufana de llevar su sagrado nombre.
La Compañía de Jesús, previa autorización del Papa Paulo III, fue puesta en servicio en París el 14 de mayo de 1543, siendo San Ignacio de Loyola el «Superior» y redactor del Manual de Funcionamiento de la Orden, aún vigente con ligeras modificaciones.
San Ignacio de Loyola, tuvo la visión de promover activamente la Religión Católica, la educación de la familia y de los pueblos del mundo.
San Ignacio de Loyola, fue Beatificado en 1609 y Canonizado en 1622.
Los primeros misioneros jesuitas en América llegaron a: Brasil en 1549; Perú en1567; México en 1572; Cartagena en1598. A Venezuela llegaron en 1628 pocos sacerdotes jesuitas.Tuvieron intentos fallidos fundacionales de colegios en Maracaibo con aspiraciones desde 1650, igualmente en Trujillo y Coro.
Fundaron en Mérida en 1628, el colegio San Francisco Javier, origen del Real Colegio Seminario de San Buenaventura, convertido en 1810, en la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida, y el 24 de septiembre de 1883, en la Ilustre Universidad de los Andes.
El colegio San Francisco Javier recibió en 1661, en donación por parte del sacerdote marabino Alejo Rodriguez Luzardo, una hacienda de Cacao en San Antonio de Gibraltar, a orillas del lago de Maracaibo, para crear un colegio y por la facilidad de tener un puerto de gran importancia.
El primer Jesuita venezolano es el trujillano Baltasar Sanz, nacido en 1592, realizó estudios en Bogotá; trabajó en Merida y en Mompox.
En la región de Guayana los sacerdotes Jesuitas iniciaron su labor desde 1646, dedicados a la conversión de los indígenas, alfabetizándolos y enseñándoles oficios para mejorar su nivel de vida, dejándole esa responsabilidad a los Capuchinos en 1681.
La Orden Jesuita en Venezuela, estuvo presente en la selvática región del Meta y Casanare desde 1661; en Achaguas-Apure desde 1669, y en el Alto Orinoco desde 1679.
El Presbítero español jesuita Manuel Román, futuro Rector Magnífico de la Ilustre Universidad Javeriana de Bogotá, durante su recorrido por la selva, descubrió el río Casiquiare en 1744.
Román fue un decidido defensor de nuestra frontera, ante las incursiones con fines esclavistas de portugueses desde Brasil.
El Prelado José Gumilla, incansable explorador del Orinoco, fue de los primeros en sembrar café en las riberas del Río Padre en 1730, escribió «El Orinoco Ilustrado y Defendido».
La permanencia en las regiones inhóspitas, se vieron limitadas por las enfermedades, carencia de logística y en ocasiones por ataque de los aborígenes, varios mártires resultaron de esos ataques. Escribieron gramáticas y diccionarios de varias lenguas indígenas.
El rey Carlos III, desde el palacio de El Pardo, acausándoles de instigadores, emitió el 27 de febrero de 1767, un decreto de expulsión de los jesuitas de los territorios españoles en el Nuevo Mundo, Francia, y Portugal, incluía las provincias españolas de Castilla, Aragón, Andalucía, Toledo, además Quito, Perú, Chile, Paraguay, Cerdeña, Filipinas y la Nueva Granada.
El abusivo decreto contemplaba la confiscación de todos los bienes, incluía: obras de arte, orfebrería, objetos religiosos, instalaciones, bibliotecas y mobiliarios.
Portugal ya los había expulsado en 1759.
Nuestro «Siempre Precursor» Francisco Miranda, calificó la expulsión como: «Una sentencia inocua y bárbara contra el honor de la patria».
El jurista Juan Germán Roscio, criticó duramente el insensato Decreto.
De Hispanoamérica emigraron hacia Europa dos mil seiscientos treinta sacerdotes jesuitas; de ellos veinte de la provincia de Venezuela.
Al salir dejaron un hondo vacío por los valiosos servicios sociales, religiosos y educativos que prestaban.
La ganadería, la minería y la educación quedaron casi paralizadas.
Cada sacerdote al momento de su salida, llevaba un Manteo Clerical, (capa), y un Cristo de cobre, pendiente de un cordón negro, representando la Salida a la Calle y el Viaje Largo.
El Gral. Miranda, tenía previsto en sus planes emancipadores, enviar a hispanoamerica como educadores, a trescientos sacerdote jesuitas.
El sacerdote jesuita peruano Juan Manuel Viscardo Guzmán, emigrado a Italia, siguió a Francia, donde escribió en 1791, la famosa obra escrita en francés: «Carta a los Españoles Americanos por uno de sus compatriotas», material que entregó al Dr. Rufus King Embajador de EE.UU en Londres, para ser entregado a Miranda, quien la revisó, escribió el prólogo, la tradujo al inglés en 1799 y al castellano en 1801; lo editó con treinta y seis páginas y distribuyó clandestinamente a los emancipadores hispanoamericanos.
El protomártir Manuel Gual del movimiento de Gual y España descubierto en julio de 1797, exiliado en Trinidad, recibió un ejemplar.
Viscardo es considerado:
» El Primer Precursor de la Independencia Hispanoamericana».
Inspiró además de Miranda, a Nuestro Libertador y a Don Andres Bello.
A Lima llegó el escrito en febrero de 1822.
En 1848, el general José Tadeo Monagas, presidente de la República, decretó la expulsión de los jesuitas, en caso que ingresaran al país: » Por ser perjudiciales a los intereses de la República».
El prelado Jesuita José Manuel Jauregui nacido en Pto. Cabello, desde 1858 hasta 1863, fue el Superior de todos los jesuitas en España y Filipinas.
Después de ciento cuarenta y nueve años, tres sacerdotes jesuitas regresaron a Venezuela en 1916, durante el mandato de Juan Vicente Gómez, quien dijo: «Que vengan pero que no hagan ruido».
Se dedicaron a dirigir el Seminario de Caracas.
En 1923, fundaron en Caracas el colegio San Ignacio de Loyola; el liceo San José de Mérida en 1927; el liceo San Luís Gonzaga en Maracaibo en 1945.
El liceo Jesús Obrero en Caracas en 1948; el Javier en Barquisimeto en 1953, la Ilustre Universidad Católica Andres Bello en 1953, al mudarse el colegio San Ignacio a Chacao; la Ilustre Universidad Católica del Táchira en 1961 y los colegios Fe y Alegría, y Jesús Obrero en 1955, extendidos en varias ciudades de Venezuela y en dieciseis países, igualmente en 1959, el Instituto Educativo Tamare en Maracaibo y el instituto Loyola-Gumilla en Pto.Ordaz en 1967, entre otros.
Setenta sacerdotes jesuitas permanecieron trabajando en Paraguaná desde 1936 hasta 1997.
En Caracas se encuentra la esquina de «Jesuitas», en 1760, ocuparon una casa colonial, la unica en Caracas antisísmica; alli funcionaron: el colegio San Ignacio y la Universidad Católica Andrés Bello.
San ignacio de Loyola falleció en Roma en 1556, sus restos se encuentran en la iglesia de Gesú, conocida como iglesia del Santo nombre de Jesús en Roma.
El Superior General de la Orden Jesuita, a nivel mundial, es desde el 2016, el sacerdote venezolano Arturo Sosa Abascal, cargo vitalicio; es el Superior General número 31 desde la creación de la Orden Jesuita en 1541.
La sede queda en el Vaticano.
Por utilizar la sotana negra, el Superior es conocido coloquialmente como «El Papa Negro».
«Por sus frutos los conocereis»
San Mateo 7:16
Eumenes Fuguet Borregales.