El 24 de julio de 1783, nació el más ilustre de los caraqueños, venezolanos y americanos.

Al momento del bautizo en la Catedral de Caracas el 30 de ese mes, Don Juan Vicente deseaba ponerle el nombre de Pedro, pero su padrino y pariente el sacerdote Félix Jerez Aristiguieta, le recomendó el nombre de Simón, por ser el quinto y cuarto abuelo con ese nombre.

Al tenerlo en los brazos, el presbítero exclamó:

*»¿Quién sabe que será este niño cuando crezca?»* .

En muchos de sus escritos, discursos y conversaciones, nuestro Libertador, exteriorizó su acendrada formación cristiana y manifestación de fe.

Nos dejó aparte de la independencia, sus estimulantes mensajes de esperanzas, de luces, de moral y del permanente culto al Dios Todopoderoso.

Su nombre lleva incluido el  de

*“la Santísima Trinidad ”* ,  devoción de la familia a la augusta Trinidad, a la cual  procuró conservar, exaltar y venerar.

La Santísima Trinidad es el nombre del panteón familiar, que se encuentra en la Catedral de Caracas.

Casualmente la iglesia de la Santísima Trinidad, fue convertida en el Panteón Nacional inaugurado el 28 de octubre de 1875, construida con importantes aportes de la familia Bolívar.

El 16 de diciembre de 1842, los restos de El Libertador, procedentes de Santa Marta, pernoctaron en ese templo de la Santísima Trinidad;

Llevados al siguiente día a la iglesia de San Francisco y el 23 de diciembre a la  Catedral.

El 15 de agosto de 1805, en la colina romana de Monte Sacro, frente a su maestro Simón Rodríguez exteriorizó en su famoso juramento:

*» Juro delante de Usted. Juro por el Dios  mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español «*

El 19 de septiembre de 1812, desterrado en Curazao, le escribió al español Francisco Iturbe, quien le consiguió el pasaporte para salir de Venezuela:

*“Los beneficios que se hacen hoy, se reciben mañana, porque Dios premia la virtud en este mundo mismo”*.

En las campañas llevaba un sacerdote, en funciones de Capellán; algunos fallecieron en las acciones bélicas.

El 18 de mayo de 1813, en la Grita, visitó al Santo Cristo; al retirarse, en señal de respeto no le dio la espalda a la Santa Imágen.

Ante la Asamblea Popular realizada en la iglesia de Francisco en Caracas el 2 de enero de 1814 expresó:

*» La Providencia y no mi heroísmo, ha operado los prodigios que admiráis”* .

En momentos difíciles en Carúpano, el 7 de septiembre de 1814, culminó su  famoso Manifiesto:

*“Dios concede la victoria a la constancia”*.

En la conocida Carta de Jamaica escrita el 6 de septiembre de 1815:

*“Siempre las almas generosas se interesan en la suerte de un pueblo que se esmera por recobrar los derechos con que el creador del universo los han dotado”*.

El 17 de febrero de 1818, en un discurso a los llaneros dijo:

*“Bendecid pués a la Providencia que os ha procurado un gobierno, el más conforme a la dicha del género humano”*.

En el famoso Mensaje ante el Congreso Constituyente de Angostura el 15 de febrero de 1819, inició con estas palabras:

*» ¡Dichoso el ciudadano, que bajo el escudo de las armas de su mando, ha convocado la soberanía nacional, para que ejerza su voluntad absoluta.

Yo, pués me cuento entre los seres más  favorecidos de la Divina Providencia «* .

El Libertador le escribió al general chileno Bernardo O’ Higgins desde Huaraz-Perú el 14 de junio de 1824:

*“ Dios guía los pasos de los hombres ”*.

En Chancay-Perú, el 10 de noviembre de 1824, le escribió al monseñor panameño Rafael Lasso de La Vega, Obispo de Mérida:

*“ Casi todo el Perú es nuestro; porque el cielo es prodigioso con los que combaten por la justicia, y severo con los opresores ”*.

En agosto de 1825, al entrar en La Paz, la municipalidad, le entregó las Llaves de la Ciudad en oro puro.

El Libertador al rato las entregó al sacerdote Pedro Torres, para que las fundieran y elaborarán una Patena, (pequeño plato religioso).

Desde Potosí le escribió a su hermana María Antonia el 27 de octubre de 1825:

*“protegeré la religión hasta que muzera ”* .

En el documento que se leyó en el Congreso de Bolivia escribió el 25 de mayo de 1826:

*» La religión es la Ley de la Conciencia «*

Igualmente:

*» Los padres de familia no pueden descuidar el deber religioso hacia sus hijos «*

El 20 de enero de 1830, ante el Congreso Admirable reunido en Bogotá, dijo:

*» Permitiréis que mi último acto sea recomendaros, que protejáis la religión santa que profesamos, fuente profusa de las bendiciones del cielo «*.

El 1 de julio de 1830, encontrándose en Cartagena, al enterarse del vil asesinato del general Sucre exclamó:

*» ¡Santo Dios, se ha derramado la sangre del Abel de América…!  «*

El 6 de diciembre de 1830, llegó a la hacienda-ingenio San Pedro Alejandrino en Santa Marta, al día siguiente en la biblioteca de la casona, le dijo al ilustre español  hospitalario, Don Joaquín de Mier y Benítez el dueño de la residencia:

*“Jesucristo, Don Quijote y yo, hemos sido los grandes majaderos de la humanidad”*.

El 10 de diciembre de 1830, al dictar su Testamento inició:

«* En el nombre de Dios Todopoderoso…»*

Indicó en la Primera Clausula:

*» Encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor, que de la nada  la crió «*

En la cláusula 14, dejó sus bienes a sus hermanas y sobrinos para que los disfruten con la bendición de Dios.

En un momento de lucidez antes de fallecer, le dijo a sus leales amigos que lo acompañaban:

*“Me siento morir, mi plazo se cumple. Dios me llama; tengo que prepararme a darle cuenta, y una cuenta terrible ha sido la agitación de mi vida; y quiero exhalar mi último suspiro en los brazos de mis antiguos compañeros, rodeado de sacerdotes cristianos de mi país y con el crucifijo en las manos ”* .

( fin de la cita).

Bolívar tiene un templo en el corazón de los hombres de buena voluntad.

Eumenes Fuguet Borregales.

eumenes7@gmail.com.