Normalmente, al hablar de la industrialización de Valencia pensamos en lo que hemos visto en los años 50 y 60 a partir de la creación de la zona industrial, pero es justo recordar a los pioneros, aquellos que establecieron las primeras industrias en nuestra ciudad. Gerardo Lucas, Luis Núñez Pérez y Oswaldo Feo Caballero nos han dejado el registro de estos iniciadores de la industria valenciana.

La llegada de las maquinarias a vapor, a mediados del siglo XIX, marca el inicio de los procesos industriales y es en Valencia donde José Donato Austria instala la primera, o por lo menos una de las primeras máquinas a vapor en Venezuela en un trapiche en la hacienda El Charal, en 1859. Más tarde, para 1879, aparecen los primeros telares en nuestra ciudad: los Telares Valencia, de Domingo Olavarría. Y como era de esperarse, el licor se hizo presente muy temprano: en 1864 en la hacienda “Las Tinajas” se estableció una fábrica de aguardiente con una máquina de vapor. En 1876 se instala en la ciudad una sucursal de la fábrica de cigarrillos “El Cojo”, con maquinarias a vapor. En 1893 los señores Frey Hill, César Müller y A. Hellmund se asocian para constituir las cervecerías de Valencia y Puerto Cabello. También se instalan dos fábricas de pasta: una de Branger y otra de Valtuano, llamada “La Italiana”. En 1890 aparece la fábrica de cigarrillos “Mi Compadre” y en 1894 la fábrica de sombreros de Degwitz. Apenas iniciando el siglo XX y mucho antes de que existiera la “harinapan”, aparece la fábrica de harina de maíz Flor de Maíz La Perla, de Betancourt y Vaquero, junto a la fábrica de aceite de Pérez, Aickman y Cía., promovida por Carlos Stelling, aunque existen registros de fábricas de aceite más antiguas: en 1855 se autorizó una fábrica de aceite de coco y semillas de algodón y en 1909 Pérez, Aikman y Cía. registró otra.

Igualmente, a fines del siglo XIX aparece en la ciudad una fábrica de chocolates “A la Venezolana”, de Enrique Olivares. También por esos tiempos aparecen dos fábricas de alpargatas, una de Gurruceaga y la otra de Eduardo Guerrero, llamada “Alpargatas La América”.

En 1897 se fundó la Cervecería de Valencia, situada en la avenida Camoruco, muy cerca de la Estación del Ferrocarril a Puerto Cabello (hoy Rectorado) y frente a la capillita de La Inmaculada Concepción. Pero a principios del siglo XX, aparece una extraordinaria novedad: Stelling y Branger/Degwitz inauguran, cada uno por su parte, sus empresas proveedoras de energía eléctrica: “Electricidad de Valencia” y “La Cumaca”, respectivamente, que potencian la aparición de nuevas empresas. Branger crea otra tenería en 1907 y Stelling le da vida a “Cementos Carabobo”. Aparece la marca Kola G de bebidas gaseosas, que hasta nuestra infancia existió.

También Tuozzo Núñez y Cía. con las bebidas gaseosas Carabobo, en 1913. El incansable Branger abre Aceites Branca en 1915 y vuelve a la carga en 1937 con su propia fábrica de gaseosas. En 1910 habían aparecido otros telares: los Telares Carabobo, de Branger, con tecnología importada de EE.UU. En 1914 aparece la Sociedad Industrial Azucarera de Tacarigua. En 1924 Francisco Victoriano Calzadilla monta en Valencia su “Azúcar Carabobo”. Por esos tiempos Temístocles López, en sociedad con Carlos Stelling y John Miller, crean la Tenería Anglo-venezolana, dotada de máquinas a vapor.

Con tanta azúcar disponible, en 1924 Clemente Malpica abre su “Fábrica de Caramelos La Sultana”. La industria tabacalera empleó a centenares de operarios. También por los años 20 Sebastián Tuozzo establece la empresa productora de los cigarrillos “Carabobo” y “Mon Ami”. Pero la industria del cigarro produjo muchos otros empresarios, entre ellos encontramos a Alvarado, Bigott, Lauría y Núñez con sus marcas “El Combate”, “Sol de Carabobo”, “Mi bandera “y “Bandera Roja”.

Esos fueron los pioneros, los precursores, los innovadores. Luego vendrán la Zona Industrial Municipal y nuevos empresarios como Mendoza, Römer, Cervini, Boulton, y las grandes transnacionales extranjeras. Pero eso es otra historia.

Luis Heraclio Medina Canelón