Discurso de Incorporación a la Academia de Historia del Estado Carabobo como Individuo de Número del Dr. Luis Heraclio Medina escrito por Luis Heraclio Medina

JOSEFA ZAVALETA Y OTROS PERSONAJES OLVIDADOS

Ciudadano Presidente y demás miembros de la Junta Directiva de la Academia de Historia del Estado Carabobo

Señores individuos de número de esta corporación.
Compañeros miembros correspondientes de la Academia de Historia del Estado Carabobo
Invitados especiales.
Autoridades aquí presentes.
Hijos queridos, familiares y amigos todos.

Antes que todo, le doy gracias a Dios por estar aquí, por haberme dado los padres que tuve, por la educación que me dieron y por los cinco hijos que tengo, que todos están junto a mi, lujo que no se pueden dar todos los venezolanos hoy en día. Mi especial agradecimiento a los descendientes del Dr. Alejo Zuloaga y los Zavaleta.
Agradezco también a quienes primero me eligieron para ser miembro correspondiente de la corporación y luego como individuo de número.

Cuando me propuse redactar este discurso de incorporación pasaron por mi mente varias ideas. Desde que estoy hablando o escribiendo sobre historia he tratado de abordar temas nuevos o por lo menos aspectos nuevos de temas ya trajinados. También he pensado en algunas ideas que nos han transmitido los ilustres miembros de esta corporación. Pero no quería dejar estas palabras en el mero análisis de un tema histórico, sino también hacer una protesta y una propuesta.

Y fue a Don Luis Cubillán Fonseca, ex presidente de la Academia, amigo y maestro, a quien en la oportunidad de su discurso de orden con ocasión del quincuagésimo aniversario de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo, a quien le escuché una frase que me gustó mucho y he repetido en algunas oportunidades:
“A los historiadores nos persiguen los fantasmas de los orígenes”.
Y siento que es así.

Por decisión de la directiva de esta Academia hoy me honra ocupar el sillón “Q”, que correspondiera a la ilustre cronista del Municipio Montalbán, la valenciana Mary Acuña Parra. Mary era una mujer muy sencilla, pero muy culta y una de los ejemplos que debemos seguir de ella es su dedicación a las juventudes. Siendo individuo de número no tenía ínfulas de sabio y no sufría de esos complejos que no le permiten a algunos bajar junto a los que necesitan aprender. Se la pasaba con los jóvenes, con los niños, hacía recorridos turístico/históricos y tertulias vecinales, transmitiéndoles el amor por la historia. Y resulta que buena parte de mis orígenes familiares vienen del pueblo de donde Mary era cronista, de Montalbán. Pero el asunto no queda allí. Cuando estuve leyendo el sitio web de nuestra Academia pude ver que se señala como uno de los orígenes de esta corporación al antiguo Instituto Científico de Carabobo, venerable institución fundada en 1943, y resulta que uno de los quince carabobeños fundadores de este instituto es mi tio abuelo el farmaceuta montalbanero Temístocles López. Es así que me corresponde el honor de tomar el testigo de la cronista de Montalban y el tío Temístocles.

Otra de esas frases o ideas inspiradoras viene de nuestro presidente y amigo, José Alfredo Sabatino, quien frecuentemente recuerda que a cada rato estamos descubriendo cosas nuevas de los tiempos viejos. En una oportunidad el entonces director de cultura de la Alcaldía de Valencia el lic. Denis MIraldo, mi buen amigo, me pidió alguna información sobre las heroínas de Valencia y concretamente me mencionó a Josefa Zavaleta, nuestro personaje de hoy.

Es muy poca la historiografía que menciona a nuestro personaje, se cometen algunos errores y se han dicho cosas sin ningún sustento documental. Cuando iniciamos la investigación sobre nuestras heroínas nos encontramos con una verdadera constelación, todas mencionadas en fuentes primarias: Angela Lamas, citada en sus memorias por Urdaneta, Teresa Heredia a quien encontramos en los juicios de infidencia editados por la ANH, Mercedes Párraga a quien mencionan el propio Bolívar en su correspondencia y su esposo el prócer neogranadino José María Ortega y Nariño, en sus memorias, una chica de dudosa reputación, Rita Quiteria, enjuiciada por La Torre, en Pto. Cabello y sobre todo Josefa Zavaleta.

LA IDENTIDAD DE JOSEFA
Empecemos por el principio: por su nombre. En varias de las oportunidades en que en la historiografía se menciona a la dama hay una equivocación con su nombre: Erróneamente se la llama María Josefa. Pero lo correcto es Josefa Antonia, como claramente se evidencia de su acta de bautismo que se encuentra asentada en la antigua Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Socorro de Valencia, hoy Catedral, de fecha 9 de julio de 1789 donde se señala que es hija de Manuel Zavaleta y María Josefa Gedler, siendo su madrina Doña Rosa Sandoval y nacida el 6 de julio de ese año. Seguramente se la confunde con el nombre de su madre que si era María Josefa.

En este error incurren: Luisa Galíndez en su “Historia de Valencia”, Carlos Iturriza Guillén en “Algunas Familias Valencianas”, María Clemencia Camarán en sus “Obras selectas”. No así Luis Alfredo Colomine quien la señala correctamente en su “Venezuela y sus Próceres”
Otro de los errores comunes es llamarla “La Zavaleta”, dando a entender que este es un sobrenombre que tendría en sus tiempos, y ninguno de los autores señala el verdadero sobrenombre con el que se le conocía en vida, como era el de “Chepita”, tal y como consta en abundante correspondencia familiar a la que hemos tenido acceso y en un periódico muy pero muy conocido, nada menos que el “Correo Del Orinoco”

MATRIMONIO
A los 18 años, el 15 de febrero de 1807 , Josefa contrae su primer matrimonio con Francisco de Paula Tinoco del Castillo y Agreda, de Puerto Cabello, tenía 18 años. El matrimonio dura poco, unos seis años, porque el 9 de septiembre de 1813, durante uno de los sitios de Puerto Cabello, el joven comandante de artillería Tinoco es herido de un cañonazo, como lo señala el Boletín Nro. 10 del Ejército Libertador:
“Francisco de Paula Tinoco…La audacia con que ha obrado este jefe ha aterrado de sobremanera al enemigo, aunque ha sido desgraciado para él mismo, que al acercarse la noche fue derribado al pié de su cañón por una bala de grueso calibre, le hizo morir al cabo de cuatro horas” (Citado por Alcántara Borges en “Carabobo Sendero de Libertad”.
Con Tinoco Josefa procrea tres hijos: Francisco de Paula (hijo) Jerónimo y Teresa. Crió a Cecilio Tinoco, hijo de su esposo antes del matrimonio.

El 24 de abril de 1818 Josefa contrae segundas nupcias con el neogranadino José Manuel Arrubla en la Iglesia Parroquial de Valencia, es decir, en la hoy Catedral, con quien llega a tener un varoncito que muere en Curazao, recién expatriada y en 1825 una niña: Heraclia, cuyos descendientes han colaborado con nosotros en la investigación.

ACTIVIDAD POLITICA
EL RESGUARDO DEL ACTA DE INDEPENDENCIA
Ahora bien, las actividades políticas o patrióticas de Josefa Zavaleta se inician aún antes de la muerte de su marido. Como todos sabemos, en 1812 el Congreso de la Primera República de Venezuela se había trasladado a Valencia donde sesionó entre febrero y abril. Los libros de ese congreso quedan en Valencia… y ¿quiénes esconderán y custodiarán los valiosos libros que contienen las actas del nacimiento de nuestra república? Pues Francisco González Guinán atribuye esta custodia a las Zavaleta en una comunicación dirigida al Director Nacional de la Academia de Historia el 6 de Noviembre de 1907 en estos términos:
“El Congreso…ha debido dejar aquí su archivo en poder de alguna familia patriota, y ninguna más respetable, virtuosa, y entusiasta que la familia Zavaleta de donde provenía la señora La Hoz de Austria”
La señora Isabel La Hoz de Austria, sobrina de Josefa fue quien entregó a la señora Navas Spínola, quien a su vez lo entrega a Gonzalez Guinan.
Esa familia Zavaleta estaba compuesta por Josefa y sus hermanas María de las Nieves y María Luisa y el único varón, Manuel.

Luego de la toma de la ciudad por Bóves, viene en Valencia un relativo período de estabilidad, si podemos decirlo así, ininterrumpidamente por cinco años, entre 1814 y 1820 bajo la autoridad realista, dentro del cual es que se casa con el señor Arrubla.
Ninguna fuente documental o primaria señala que Josefa hubiera tenido alguna actividad durante los dos asedios de Valencia como lo señalan algunos cronistas.

EL ATENTADO CONTRA MORILLO
Pero en 1820 ocurre la acción más importante que involucra a Josefa. Se trata de un intento de magnicidio en contra del entonces capitán general de Venezuela y comandante de todas las tropas realistas, el general Pablo Morillo.
Hay dos fuentes primarias extraordinarias que refieren la participación de Josefa Zavaleta en este atentado frustrado: Son nada menos que el propio Pablo Morillo y el Correo Del Orinoco.
En el añ
o de 1820, con fecha 6 de septiembre, el general Pablo Morillo escribe en nuestra ciudad su “Manifiesto que hace a la Nación Española el teniente general Pablo Morillo”, impreso por primera vez en Caracas y luego en Madrid. Es un largo documento donde responde a las acusaciones de un tal Enrique Somoyar, que parece ser un seudónimo del prócer neogranadino Antonio Nariño. Pablo Morillo es para nosotros un señor de la guerra, un general que vino con un ejército regular, perdonando insurgentes, haciendo una guerra regular y finalizando con un tratado de regularización de la guerra con Bolívar, pero la visión que tienen nuestros vecinos neogranadinos es muy distinta: Para ellos Morillo es el equivalente de nuestro Bóves, es decir, un criminal que asesinó a diestra y siniestra.

Antonio Nariño, con su seudónimo, preso en Cádiz logra publicar unas cartas donde expone a la opinión pública española los atropellos y crímenes que en su criterio habría cometido Morillo en la Nueva Granada. Hay que recordar que eran tiempos en que en España se estaban produciendo cambios políticos de tipo liberal.

Al responder desde Valencia donde tenía su cuartel general, Morillo hace un resumen de su accionar en América. Es allí donde refiere la conspiración de Valencia. Sucede que a principios de febrero de ese año de 1820 a las afueras de Valencia, en un lugar que se llamaba Mucuraparo, donde había una quebrada y un caserío, que ya no podemos encontrar en el mapa, se había concentrado un grupo de más de cien insurgentes. Se encontraban comandados por un personaje Rosales, del Tinaco, del cual no se ha logrado mayor información, pero que según el propio Morillo tenía conexión con las tropas de Bolívar en Apure. Y el plan de los insurgentes era tomar Valencia por asalto cuando las tropas estuvieran fuera de la ciudad. Pero un esclavo que llevaba una correspondencia entre Valencia y Mucuraparo fue detenido en una alcabala. El hombre interrogado habló y el plan comenzó a desbaratarse. El esclavo implica a sus dueños y estos a otros y así sucesivamente. Se montan vigilancias para capturar a los que van al encuentro de los insurgentes y caen varios. Entre la red de conspiradores aparecen nada menos que el alcalde de la ciudad, Vicente Guevara, la señora Sandoval, de lo principal de la ciudad y la gran financista, nada menos que Josefa Zavaleta.

El propio Morillo lo relata así:
“En consecuencia de esta declaración fue aprehendido Francisco Antonio, esclavo de don Salvador Mesa, y declaró que era cierto haber llevado el papel … que don Vicente Guevara, alcalde de primera elección, le habia entregado el papel : que anteriormente había llevado por su orden otros dos papeles para Rosales: que también había conducido cien pesos remitidos por la señora Zavaleta para sostener la gente, habiendo oído en los de la partida que les escribían que despues remitirían más: que habia visto reunirse en casa de Doña Francisca Sandoval á doña Josefa Zavaleta con otras varias personas para hablar de noticias favorables á los disidentes ; y que las hijas de la Sandoval fueron las que le mandaron verse con Guevara cuando fúe con el papel á Rosales.”
Morillo transcribe infinidad de declaraciones judiciales, ante el Consejo de Guerra que implican severamente tanto al alcalde Guevara como a Josefa y a doña Francisca Sandoval, entre otros.

VICENTE GUEVARA, EL ALCALDE MÁRTIR.
Quiero hacer un paréntesis, para referirnos a quien yo llamo el alcalde mártir de la independencia, Vicente Guevara. Posiblemente sea la última autoridad civil ejecutada en el paredón en la guerra de independencia. Había sido antecedido en el paredón, años antes, por el gobernador civil de Valencia, Francisco Espejo. Guevara merece un estudio aparte. Por esos mismos días de la conspiración de Rosales aparece firmando un documento público con otros alcaldes a favor del rey, pero Morillo nos cuenta que le fue interceptada una comunicación dirigida a su propio hermano donde decía:

“muy sensible me fue la muerte de Peñalver; pero mas me ha sido la de Tinoco por las muchas virtudes morales que poseía , y la falta que nos hace en estas circunstancias. En fin sea Dios bendito, y no hay que aflojar hasta que no quede un godo. Yo te aseguro que cada uno de nosotros que muere es un quintal de ira más que posee mi corazón hacia esos malvados. Aquí corre que han pasado por las armas á cinco de nuestros hermanos que por desgracia se hallaban en sus manos: dime si es cierto y si eran de los que estaban en los pontones.!
Aparentemente Guevara era un infiltrado o un doble agente como diríamos hoy.
Lo cierto es que ante las abrumadoras pruebas el Consejo de Guerra dicta sentencia condenatoria en contra de gran cantidad de valencianos.

El alcalde Guevara y una docena de vecinos son condenados a muerte. Morillo cuenta que se le ofreció el perdón si delataba a sus otros cómplices y el hombre se negó. Las mujeres, entre ellas Josefa y Francisca Sandoval se les condena a la expatriación a Jamaica, pero según cuenta el propio Morillo sólo llegó hasta Curazao. Según la tradición oral de la familia en esa isla murió el primer hijo de Josefa con Arrubla, una criatura de corta edad.
Tenemos también la versión de la contraparte de Morillo, nada menos que El Correo Del Orinoco, de fecha 1 de julio de 1820. Allí se dan varias versiones recibidas de los sucesos de Valencia: Citamos:
“Se ha descubierto una conspiracion en Valencia que tenia sus ramificaciones en Caracas, la Goaira y demas puntos oprimidos, el antropófago de Morillo ha empezado de nuevo a sacrificar patriotas desde la ciudad de Valencia que era el punto céntrico donde debía empezar la reaccion.”
Y sigue:
» En estos días se ha descubierto una conspiración en Valencia trascendental hasta muy distante. Guevara el Alcalde ordinario fue pasado por las armas .Cuatro mas…. La Chepita Zavaleta, Mesa (de Bailadores) y Otros salen desterrados.
En otro pasaje:
“Fueron nueve los ejecutados, aunque de gente visible sólo Vicente Guevara, que subió al patíbulo con la gloria de no haber comprometido a ninguno. La Chepita Zavaleta ya está en Curazao y lo mismo Mesa con su mujer Concha Landaeta…El coronel Escuté estuvo preso en un castillo de los de La Guaira y continúa arrestado en la misma plaza, se infiere que habrá sido por la parte que debe haber tomado oponiéndose a las tropelías contra su cuñada.”

MATÍAS ESCUTE
Vale la pena hacer una referencia a este coronel Escuté que también se menciona en el Correo del Orinoco. Josefa tenía dos hermanas, ambas casadas con oficiales, pero no del ejército insurgente, sino oficiales realistas. Francisco de la Oz y Matías Escuté estaban unidos en matrimonio con María de las Nieves y María Luisa respectivamente. Esto nos sirve para ratificar, una vez más el carácter de guerra entre hermanos que tuvo la guerra de independencia.

Las muchachas no le hacían obediencia a las lealtades de sus respectivos esposos. Tuvimos acceso a un documento original de Pablo Morillo de mayo de 1820 donde le ordena a Francisco de La Oz le ponga reparo a la conducta de su mujer que es desleal al rey amenaza con tomar medidas más fuertes.

Le recrimina Morillo a Escuté:
“Nieves Zavaleta…ha dado lugar con su conducta desleal… a que se la mande a reunirse con usted y prevengo a Ud. la convenza y haga observar la moderación que corresponde a su clase y estado… que atropella en deshonor suyo”
En cuanto a Escuté sabemos que en el Archivo General de Puerto Rico está la Causa formada a Don Manuel Suárez Solar y al coronel Don Matías Escuté, acusados de estar de inteligencia con los disidentes de Colombia para insurreccionar esta Isla, Puerto Rico, 10 de noviembre de 1823». AGPR Gobernadores Españoles
No vamos a seguir con el personaje de Escuté, pero aparece en nuestra historia hasta después de la independencia, en nuestro país como militar al servicio de la república.
EL EXILIO
Hemos tenido a la vista el pasaporte que otorga Morillo el 13 de mayo de 1820 a Josefa con motivo de su expulsión de Venezuela para que se reuna con su esposo en Jamaica “no debiendo volver a los dominios de su majestad bajo ningún pretexto conforme ha resuelto el tribunal”.

Por su parte El Correo del Orinoco señala que Josefa llegó a Curazao, esto se explica porque los navíos hacían escala en esa isla.
Aquí empieza un período de la vida de Josefa que es el más difícil de escudriñar. Sabemos que es expulsada a Jamaica con prohibición de volver a los territorios de su majestad. Sabemos que llega a Curazao.

Luego encontramos algo que nos parece que nunca se ha mencionado en Venezuela.
La profesora Raquel Rosario es individuo de número de la Academia Puertoriqueña de Historia. Es catedrática en el Departamento de historia en la Universidad de Puerto Rico en Bayamón. Ha escrito media docena de libros de la historia de su isla natal. Una de sus obras es “María de las Mercedes Barbudo, primera mujer independentista de Puerto Rico 1773-1849”. Cuando habla de los colaboradores de la Barbudo, la profesora Rosario dice:
“Josefa Zavaleta…era “indiscutiblemente, del grupo de amigos que frecuentaban la morada de María de las Mercedes” y que “no tenía miramientos en expresar su solidaridad a la causa de los insurgentes venezolanos….expresiones públicas expresaban su deseo de lograr la independencia de Puerto Rico”

Y más adelante:
“Josefa Zavaleta —cuñada del más conocido Escuté, quien fue encarcelada en San Juan sobre el mes de junio de 1823 y que luego consiguió huir (pág. 113) o ser expulsada (pág. 122) “.
Es de notar, que la Barbudo fue expulsada de Puerto Rico, vino a Venezuela donde pasó el resto de su vida y se encontraba enterrada en la Catedral de Caracas.

ARCHIVO MARIA CLEMENCIA CAMARAN
En la Casa Celis, en el Archivo María Clemencia Camarán a cargo de la Fundación Lisandro Alvarado encontramos una de las pocas cartas que subsisten suscritas por Josefa Zavaleta. Se trata de una comunicación de fecha 22 de noviembre de 1822 dirigida a Juan José Lucena, al momento autoridad de hacienda en nuestra ciudad.
“no me es posible mandar a Ud. dicha cantidad por encontrarme sin dinero por lo que espero tenga Ud. la bondad de aguardar hasta quince o veinte días que será satisfecho”
Josefa, de los más ricos de la ciudad no tenía una veintena de pesos para pagar. Nos da una idea del estado de ruina y pobreza general en que quedó la nación después de la guerra.

SU VIDA EN BOGOTA
Volvemos a encontrar a Josefa en 1829. La fuente primaria es Carmelo Fernández Páez, sobrino de José Antonio y cuya madre, de nombre Luisa, esposa del corsario Hopner, vivía en Naguanagua.
Allí Carmelo, que es un joven oficial relata como llegó enfermo a Bogotá y sin recursos económicos y por recomendación de Soublette se presenta en casa de Josefa, que recordemos está casada con el rico Arrubla. La valenciana se encarga de cuidarlo y le proporciona asistencia con el médico de la familia. Relata Carmelo que allí conoce a María Teresa, Teresita Tinoco Zavaleta, la hija de Josefa quien es una chica muy pretendida. Carmelo nos cuenta que a Josefa le parecen poca cosa para su hija los pretendientes y así descarta a dos ricos comerciantes, uno norteamericano y otro británico. Igualmente sucede con Andrés Ibarra, un mantuano que aunque tiene excelentes antecedentes familiares es desechado por estar lisiado del brazo derecho. Esto ocurrió a raíz del atentado contra el Libertador el 25 de septiembre. En esos días Carmelo también se enamora de Teresita y le confiesa su interés a la muchacha, quien le dice que su corazón pertenece a Ibarra, lo que lleva al joven oficial a tratar de suicidarse, lo que afortunadamente no logra gracias nuevamente a la intervención de Josefa y el médico de la familia. No sabemos qué pasó con el comerciante inglés ni el norteamericano. Carmelo encontró el amor, se casó dos veces. Andrés Ibarra también se casó con una Urbaneja, Anastasia, y su hija se casó con Guzmán Blanco. Pero parece que la codiciada Teresita se quedó para vestir santos. No se le conoció ni esposo ni descendencia.

LA SEPARACIÓN DE ARRUBLA
Sostiene Carmelo Fernández que desde 1827 el matrimonio de Josefa y Arrubla empezó a desmoronarse, según dice él “por razones ajenas a esta memoria privada, puramente de familia”. Según la tradición oral de la familia, Josefa no soportó las infidelidades de Arrubla, y haciendo gala de su carácter, abandonó a su esposo y con sus hijos, sus sirvientes y esclavos regresó a Venezuela en una larga travesía a caballo por aquellos parajes inhóspitos todavía, rezando y rezando para llegar con bien, hasta que lograron arribar a Valencia. Pese a esto, los esposos mantuvieron constante comunicación epistolar.
Vuelve a mencionarla Carmelo en 1831 porque en Cartagena un comandante Pepe Azevedo señala públicamente ante venezolanos, que en casa de Josefa se fraguan revoluciones.

CARTA A SOUBLETTE
Hay una carta datada en 1837 en que Josefa se dirige a Carlos Soublette con motivo de un proceso seguido en contra de Pedro, hermano del difunto Francisco de Paula Tinoco, acusado de conspirador y beneficiado por una amnistía, que contrariaba los intereses de la familia que esperaban una sentencia absolutoria y con la amnistía podía quedar en duda su reputación. Posiblemente se refiera al indulto otorgado por Páez en 1835 a los implicados en la llamada revolución de las reformas y otros alzamientos siguientes, que finalizó con la toma de Pto. Cabello por Páez. Este documento nos evidencia que Josefa continuaba en el mundo político y se trataba de tu a tu con el presidente de la República.

CAPILLA DE LA VIRGEN DEL CARMEN
Tenemos un documento fecha de 28 de mayo de 1844 en el que se deja constancia de que Josefa hace un donativo de cinco pesos para la construcción de la capilla del Carmen de la iglesia parroquial (hoy Catedral) de Valencia.

LA EPIDEMIA DE CÓLERA
En Agosto de 1855 se desata una epidemia de cólera en Venezuela. Uno de los pocos materiales historiográficos que existen en nuestro país es la “HISTORIA DE LA EPIDEMIA DE CÓLERA EN Venezuela” de Rodríguez Rivero de 1929. Entre otras cosas nos dice que la epidemia comenzó por el oriente del país, llega a Caracas el 26 de agosto de 1855 y en el libro del doctor Rodríguez Rivero se me aparece nuevamente un fantasma de mis orígenes, porque resulta que el médico que da la alarma de la llegada de la epidemia a la capital es el licenciado Marcelino Medina, mi tatarabuelo. Sostiene el autor que en Valencia se registra la aparición de la epidemia desde septiembre. Es devastadora, caen enfermos médicos, políticos incluyendo al gobernador Rafael Arvelo y muchas personalidades. Algunos días hay hasta sesenta muertos. Médicos y curas huyen de sus puestos a internarse en lugares lejanos. Mueren en aquel pequeño pueblo llamado Valencia unas mil quinientas personas. Una de ellas es Josefa Zavaleta. Tenía 57 años.

Los descendientes de Chepita conservan una carta dirigida a Teresita fechada el 8 de noviembre de 1855 donde se expresa:
Querida Teresa: Esta carta debiera ser escrita con mis lágrimas. La muerte de Chepita, víctima de la terrible epidemia que está desolando nuestro país, es un suceso que ha producido en mi un dolor que es muy difícil, mejor diré, imposible de expresar en palabras. Los recuerdos de una época más feliz, las cualidades relevantes de la finada amiga mía, sus virtudes, su talento, su xxx y generoso espíritu, todo,todo se me presenta como para hacerme más y más duro y amargo este golpe de la suerte…

SUS DESCENDIENTES
La descendencia de la Chepita, como me gusta llamarla tuvo un importante papel en el desarrollo de la Provincia de Carabobo en el siglo XIX. Ya dijimos que una de sus sobrinas, Isabel de La Hoz, es quien entrega a la señora Navas Spínola el acta de independencia. Su hijo Jerónimo Tinoco Zavaleta fue procurador municipal de Valencia, en tiempos en que se crea la Plaza Bolívar de nuestra ciudad. También es diputado y participa activamente en la creación de la Colonia Tovar y forma parte de los auspiciadores del Colegio de Niñas de Valencia que dirigía la esposa del Cnel. Pedro Celis, Gloria de Celis. Por su parte José Donato Austria, el esposo de su sobrina Isabel de la Hoz es el iniciador de la industrialización de Carabobo, y de Venezuela con la instalación de la primera maquinaria a vapor en el país en la hacienda El Charal.

Josefa era muy rica. Hemos encontrado registros de 3 casas de su propiedad en el centro de Valencia: una en la Constitución frente a la plaza mayor, que después fue de sus parientes los Zuloaga, otra en la Colombia entre Diaz Moreno y Montes de Oca, una en la Colombia cc Martín Tovar y como ya se dijo, era co propietaria de la Hacienda El Charal.

PROTESTA Y PROPUESTA
Al iniciar estas palabras hablamos de una protesta y una propuesta.
Quiero protestar en contra del hecho de que autoridades, historiadores, educadores y la sociedad en general tengamos olvidados a nuestros orígenes, nuestros antepasados. Tenemos plazas, monumentos, calles, colegios e instituciones que honran a zulianos, orientales, andinos, caraqueños, africanos, árabes, europeos y norteamericanos…pero y los nuestros? Tenemos olvidados a Chepita, a Angela Lamas, a Mercedes Párraga y al alcalde mártir Vicente Guevara. Vamos a rescatarlos del olvido¡ Vamos a enaltecer sus nombres¡ Son nuestros, son nuestros antepasados, son nuestros orígenes¡
Señoras y señores, muchas gracias.

Fuentes consultadas:
Alcántara Borges. “Carabobo Sendero de Libertad”.
Archivo de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Socorro de Valencia, hoy Catedral
Camarán, María Clemencia. “Obras selectas”.
Carta de Josefa Zavaleta a Juan José Lucena. Archivo María Clemencia Camarán. Fundación Lisandro Alvarado. Valencia.
Correo del Orinoco
Colomine, Luis Alfredo. “Venezuela y sus Próceres”
Correspondencia privada de Josefa Zavaleta propiedad de la familia Zuloaga
Galíndez, Luisa. “Historia de Valencia”,
González Guinán, Francisco . “Hallazgo del Acta de Independencia”
Iturriza Guillén, Carlos. “Algunas Familias Valencianas”,
Morillo, Pablo. “Manifiesto que hace a la Nación Española el teniente general Pablo Morillo”
Rodríguez Rivero . “HISTORIA DE LA EPIDEMIA DE CÓLERA EN Venezuela”

Fuente web:
JÓSE ALCINA: Rosario Rivera, Raquel: María de las Mercedes Barbudo, primera mujer independentista de Puerto Rico. Puerto Rico, 1997- Anuario de Estudios Americano

LUIS HERACLIO MEDINA