Aprovechando que estamos en el mes de la celebración del “Día de Valencia” es importante recordar dos detalles históricos al respecto.

El primero de ellos es que en el año de 1955, a petición de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Valencia, el Concejo Municipal de esta ciudad decreta como “Día de Valencia” la fecha del 25 de marzo.

El segundo punto se refiere a que en el año 2023, en un evento cultural de la ciudad, se dijo que a nuestra ciudad (nunca) se le llamó “Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia del Rey” o “La Anunciación de Nuestra Señora de la Nueva Valencia del Rey”, sobre lo cual hay que decir que tal afirmación es un gran error de difusión, pues desde el punto de vista documental es perfectamente demostrable que Valencia originalmente sí llevó ese nombre. A tal efecto, vamos a citar 3 documentos pertenecientes al archivo histórico de la Arquidiócesis de Valencia:

1-Documento del 3 de agosto de 1715: “En la ciudad de la Anunciación de Nuestra Señora de la Nueva Valencia del Rey, tierra firme, a tres días del mes de agosto de mil setecientos quince a por ante mi Don Luis de Urraca y Los Arcos, Alcalde Ordinario de dicha ciudad…”

2-Documento del 29 de agosto de 1760: “En la ciudad de la Anunciación de Nuestra Señora de la Nueva Valencia del Rey, a veinte días del mes de agosto de mil setecientos sesenta y ante mí el Capitán Juan Fernández, Alguacil, Doña Juana Antonia Pérez de Loaiza, viuda del Sargento Mayor Don Francisco Beloso”.

3-Documento del 21 de marzo de 1782: “Don Fernando Fayol vecino que soy de esta ciudad de la Anunciación de Nuestra Señora de la Nueva Valencia del Rey y natural de los Reynos de Barcelona en el de la Cataluña en su capital Barcelona”.

Seguramente muchas personas se preguntarán por qué la ciudad se llamaba así y para ello hay que explicarles que durante la hispanidad la fundación de las ciudades conllevaba declararlas bajo el amparo de un santo o una divinidad a lo cual se le llama una “Advocación” y en el caso nuestro se decidió que fuera la Virgen de la Anunciación, que es una celebración que se remonta a la época en la que España era gobernada por el rey godo Flavio Recesvinto (650-672) apodado “el Glorioso”.

En ese período, el X Concilio de Trento ordenó la fiesta de la “Anunciación de Nuestra Señora” para aquel entonces el 1 de diciembre del año 656, mandándose a celebrar ocho días antes de la natividad de Dios y así fue celebrada por varios años.

Luego, por disposición del Papa, la fiesta de la “Anunciación de Nuestra Señora” pasó a celebrarse en toda la cristiandad el día 25 de marzo y también dispuso la iglesia de Toledo que la fiesta decretada en el Concilio se celebrase con el título de “Nuestra Señora de la O” que es la conmemoración de la “Expectación del parto” o “La espera”.

Carlos Cruz

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