Puerto Cabello no es ciudad de un numeroso patrimonio pictórico, pero dentro de éste destacan dos cuadros: el retrato de don Juan Antonio Segrestáa, salido del pincel del artista valenciano Antonio Herrera Toro, exhibido hoy en el Teatro Municipal, y el titulado La Asunción de la Virgen, del pintor español Juan de Valdés Leal, que resguarda la Iglesia del Rosario. ¿Cómo llegó este último a la ciudad? Se trató de una valiosa donación que hiciera don Pedro Vallenilla Echeverría (1894-1988), quien fuera un próspero empresario y coleccionista de arte colonial y pintura contemporánea.
Nacido en el puerto, del matrimonio formado por Mateo Vallenilla Lecuna y Magdalena Echeverría, don Pedro realizó allí estudios de primaria, secundaria y música, trasladándose a Caracas al concluir el bachillerato (1912), para seguir estudios musicales, emplearse en el comercio y dedicarse al dibujo, como lo testimonian algunas caricaturas publicadas en el semanario humorístico Fantoches y otros periódicos caraqueños, bajo el seudónimo de Peter Well. Contaba su hijo, el Dr. Pedro Vallenilla Meneses, que su padre había sido becado para proseguir sus estudios de violín en España, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial y la necesidad de procurarse su sustento le impidieron hacerlo. En 1927, se casa con María Celeste Meneses Goiticoa.
Según nota biográfica preparada por Sara Colmenares, para el diccionario de la Fundación Polar, durante sus viajes comienza a coleccionar obras de artistas europeos, además de nacionales, dedicado también a una intensa y exitosa actividad empresarial que lo lleva a fundar la Corporación Venezolana del Motor y lo vincula al Banco Mercantil y Agrícola, la Línea Aérea Taca de Venezuela y la Cámara de Comercio de Caracas de la que será su presidente en el período 1942-1943. Su gusto por las artes también se extendió al galerismo y la filantropía fundando en 1943, junto con Luis Alfredo López Méndez, la galería “El Greco”, presidiendo durante varios años la Junta de Conservación del Museo de Bellas Artes de Caracas y la Sala de Exposiciones de la Fundación Eugenio Mendoza, donando a la nación, en 1978, su Colección Cubista y Obras Afines, y otras piezas al Museo de Arte Colonial de Caracas.
La vena filantrópica de don Pedro Vallenilla tendrá a su ciudad natal por destinataria, al donarle el hermoso cuadro de Valdés Leal, que perteneciera al Cardenal Antonelli desde 1806 hasta 1876, figurando en el catálogo del famoso coleccionista americano Catholine Lambert, bajo el número 362, obra atribuida inicialmente al pintor español Francisco Osorio Meneses.
Juan de Valdés Leal (1622-1690) fue un pintor del barroco español que, aunque trabajó principalmente el óleo sobre lienzo, también hizo pintura mural, al temple, el policromado y el grabado al aguafuerte; alcanzará su plenitud artística en la década que media entre 1660 y 1670, ganándose el macabro mote del «pintor de los muertos», por lo lúgubre y repulsivo de algunos de sus cuadros. Sin embargo, fue al mismo tiempo autor de hermosísimas obras religiosas como la que se conserva ahora en el puerto y La Inmaculada Concepción con dos donantes, exhibida en la Galería Nacional de Londres.
La Asunción de la Virgen fue donada por el coleccionista porteño a la Iglesia del Rosario, para ser colocada en una de las naves del templo y venerada por los feligreses. Se trata de un cuadro del siglo XVII, de gran tamaño, con un marco de madera tallado y policromado. Es así como un 24 de agosto de 1970 se reunían en la iglesia Raúl Baptista, hijo (Presidente del Concejo Municipal), Oswaldo Küper Sauné (Prefecto de la ciudad), Horacio D’ascoli (Administrador de la Aduana Marítima), Monseñor Luis María Padilla, Belén Elisa Cubillán, Ivett de Dao, la señora de Küper Sauné, Alberto J. Pernalete, María de Gramcko, Pedro Hernández y Herbet Koeneke, con el fin de recibir la visita de don Pedro Vallenilla, quien acompañado de su esposa María Celeste y su hermana Luz, haría formal entrega del cuadro.
Lamentablemente el templo no estaba en las mejores condiciones, obligando a trasladar la pieza al palacio municipal. A principios de los años ochenta, la familia Vallenilla asumió las refacciones de la iglesia para facilitar la colocación del cuadro en su nave derecha. No obstante, la iglesia había sido dejada por los Padres Scalabrinianos, encargados de ella, no existiendo la posibilidad de nombrar a un párroco de manera permanente; a solicitud del Dr. Pedro Vallenilla, hijo, Monseñor Henríquez, para la época Arzobispo de Valencia, nombró al Padre Luis Ancín, Agustino y Párroco de la Iglesia San José y Vicario de la Iglesia del Rosario, con el encargo de celebrar allí por lo menos una misa semanal. En febrero de 1980 el cuadro fue colocado, nuevamente, en la iglesia.
La falta de mantenimiento del viejo templo hace estragos, una vez más, por lo que el cuadro vuelve al palacio municipal para su resguardo. En 1985, y por sugerencia del Dr. Orlando Sabatino Pizzolante, presidente de la Fundación Municipal Cultural “Juan Antonio Segrestáa”, ente encargado de la administración del Teatro Municipal, el presidente del Concejo Municipal, Sr. Pedro González Izquiel, se dirige al Dr. Pedro Vallenilla, hijo, a fin de informarle sobre los evidentes deterioros que había sufrido el cuadro, solicitando su colaboración para restaurarlo, tarea que le es encomendada en la capital a la Sala Mendoza. Restaurada la obra vuelve a la ciudad, oportunidad en la que el Dr. Sabatino Pizzolante solicita a los Vallenilla que fuera entregada al teatro para exhibirla en su foyer, hasta que el templo del Rosario reuniera las condiciones para recibirla, solicitud que aceptó la familia.
Concluida la remodelación del templo, la obra es trasladada y colocada esta vez en la nave izquierda en donde permanece hasta el presente. El año pasado el Pbro. Wuillis Azuaje, párroco de la Catedral, consciente del valor artístico del cuadro contrató con un experto su limpieza, devolviéndole el esplendor de años pasados para admiración y disfrute del público en general.
Se cumple de esta manera el deseo de don Pedro Vallenilla Echeverría, hijo ilustre y agradecido de esta tierra.
@PepeSabatino