“Nosotros los hispanoamericanos e incluyo a España, nos desconocemos y lo poco que conocemos no nos parece bueno. Sin nosotros nos conociésemos de manera suficiente palparíamos la realidad de nuestra comunidad. Conozcámonos un poco más para poder vivir bajo el Sol desde nuestros parámetros y dentro de la civilización hispánica que es nuestra casa…” Prof. Carlos Leañez Aristimuño.
Recientemente algunos miembros de la izquierda trasnochada de América les ha dado por protagonizar algunos eventos cuyo objetivo es crear polémica en torno al tema de la historia de España y nuestra tierra, en donde una vez más pretenden desvirtuar y modificar lo ocurrido en más de tres siglos, por una versión acomodaticia a sus intereses politiqueros y a su macabro proyecto ideológico de alienación educativa.
Por supuesto, estos hechos no son nada nuevos en el acontecer nacional de los países que conforman lo que antiguamente llamaron “nuevo mundo”, y que afortunadamente en estos tiempos ha surgido un gran movimiento internacional que se planteó la necesidad de rescatar el pasado hispano de forma objetiva y equilibrada, porque básicamente nosotros formamos parte integral de este y no podemos negar siglos de historia común.
A través de la historia, la humanidad se ha caracterizado porque en sus procesos de desarrollo han ocurrido episodios negativos y positivos y en el caso de América, lo positivo siempre ha sido muy superior a los aspectos negativos que sucedieron, a lo cual le debemos sumar que en el pasado, potencias como Inglaterra diseñaron metódicamente un plan para desprestigiar el legado español, el cual por la vía de la fuerza nunca pudieron lograr. No en vano, en el año 1719 publicaron un libro titulado Proyecto para humillar a España en el que ya por el título nos revelaba el odio anglosajón a todo lo hispano.
Siempre hemos insistido en que una de las fallas en la enseñanza de la historia en las naciones americanas es que nunca se les habló a los estudiantes de los 300 años de hispanidad y se hace ver que nuestra historia prácticamente inicia a partir de la independencia, lo cual es un grave error porque se deja en la ignorancia una cantidad de aspectos muy importantes que hay que recordar.
Durante la hispanidad desde gran parte del territorio de lo que hoy en día son los Estados Unidos de Norteamérica hasta la Argentina se construyeron cientos de ciudades (más de 200), universidades, hospitales, somos la mayor cantidad de países que hablan un mismo idioma que es el español, tenemos la misma religión católica y algo sumamente importante que es el “mestizaje” pues la gran mayoría de los habitantes de América hoy en día son producto de esa unión de razas lo cual nunca sucedió con los otros reinos europeos.
España no vino a colonizar estas tierras y por ello creó cuatro virreinatos (Nueva España, Lima, Nueva Granada y Río de la Plata), capitanías generales y provincias y en lo que respecta a la Nueva España debemos recordar que su capital se convirtió en una de las ciudades más importantes del mundo en esa época y fue el puente comercial y cultural entre Asia y Europa. Caso muy diferente a lo que hizo Inglaterra con las antiguas trece colonias en la costa este de Estados Unidos, donde por cierto promulgaban el lema de que “El mejor indio era el indio muerto”. Por otra parte, también hay que recordar lo expresado en el artículo 1 de la Constitución de Cádiz de 1812, que rezaba lo siguiente: “La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”.
A manera de conclusión lo que tratamos de decir es que los habitantes de esta gran América, bajo ninguna circunstancia, podemos obviar nuestro pasado cuando éramos la España americana, porque es parte fundamental e inalienable de todos los ciudadanos de este continente desde el punto de vista genético, social y cultural, por lo que nos parece muy importante que hoy en día esté renaciendo ese sentido de pertenencia, pues a fin de cuenta la hispanidad es la casa de todos.
Carlos Cruz
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