La lectura del excelente trabajo titulado “El problema del saber entre hacendados y comerciantes ilustrados de la provincia de Caracas-Venezuela (1793-1810)” de la Dra. Yajaira Freites, profesora de Historia de la Ciencia y la Técnica en la Universidad Central de Venezuela, nos lleva a realizar una reflexión sobre la situación que estaba viviendo la Capitanía General de Venezuela para finales del Siglo XVIII y que procedemos a comentar:
El proceso de la hispanidad en el continente americano fue un fenómeno político y social que tuvo un crecimiento continuo a los largo tres siglos donde por múltiples razones esa evolución en algunas regiones fue mayor que en otras.
En el caso de lo ocurrido en el territorio de lo que hoy representa la república de Venezuela, debemos recordar que en el período hispano originalmente estábamos conformados en varias provincias que funcionaban como unidades jurídicas separadas y que para la segunda mitad del siglo XVIII, las mismas venían mostrando un interesante progreso y de forma simultánea, la región fue recipiendaria de las llamadas “Reformas Borbónicas” que se tradujeron en la creación de las siguientes instituciones:
1776: Real Intendencia de Hacienda.
1777: Capitanía General de Venezuela.
1786: Real Audiencia.
1793: Real Consulado de Caracas.
1803: Arzobispado de Caracas.
En ese estudio de la Dra. Freites se destacan el papel del Dr. Agustín de La Torre, rector de la Real y Pontificia Universidad de Caracas y de la gestión del Real Consulado de Caracas. Con respecto al Dr. Juan Agustín de La Torre Urrieta hay que decir que este personaje nació en Carora el 29 de enero de 1750, hijo de Juan de la Torre y Juana Paula de Urrieta, ambos de familias provenientes de las Islas Canarias y Andalucía quienes se radicaron en Carora desde los tiempos de su fundación.
El Dr. de La Torre estudió en Caracas y se graduó en “Derecho Civil y Sagrados Cánones” y luego de varios años, el claustro universitario de la Universidad de Caracas lo elige para que ocupe el cargo de rector en el año 1790 y en su incorporación pronunció un discurso titulado: «Amor a las letras en relación con la agricultura y el comercio”, con el que intenta llamar la atención de sus colegas para que pongan interés en fomentar el estudio de las ciencias, iniciando esta cruzada con la creación de la Cátedra de Matemáticas, pues el Dr. de La Torre sostenía que los estudiantes tenían que adquirir el conocimiento de las ciencias para poder lograr un mayor y mejor desarrollo en el campo de la agricultura y el comercio argumentando lo siguiente:”Ninguna nación ha hecho progresos de consecuencias por las armas, por las artes, agricultura y comercio hasta que se ha entregado al indispensable cultivo de la ciencia”.
Sobre esta propuesta es justo decir que S.M. el rey Carlos III en la Real Cédula del 21 de octubre de 1765 había establecido la creación de la “Cátedra de Matemáticas”, pero que nunca se implementó en la Universidad de Caracas por falta de fondos, por lo que de La Torre, 25 años después, recoge esa orden que no se había llevado a cabo en nuestra tierra y después de su propuesta tuvo que esperar porque la Universidad para ese momento tampoco disponía de suficientes recursos. La Torre sugería tres vías para lograr ese objetivo:
1-La revisión presupuestaria de la propia universidad para lograr financiar parte de la propuesta.
2-El aporte de otras instituciones.
3-El aporte de particulares con poder económico para hacerlo.
Curiosamente, en el seno de la máxima casa de estudios no se despertó gran interés al respecto, quizás por ser demasiados conservadores y es a nivel del plano directivo del Real Consulado de Caracas donde tiene eco la propuesta. Hay que hacer la acotación de que esta organización hispana fue creada por S.M. el rey Carlos IV en la Real Cédula firmada el 3 de junio de 1793, que dice lo siguiente: “Examinado pues con la debida atención este importante asunto, y vista en mi Consejo de Estado, entre otras instancias, la que me ha dirigido una junta formada con el mismo objeto en la Ciudad de Santiago de León de Caracas, compuesta de Diputados de las principales clases de aquel vecindario, y presidida por su Intendente; conformándome con el uniforme dictamen que sobre ella me dio el Consejo: he venido en erigir, y por la presente erijo en aquella Ciudad un Consulado, y quiero que por ahora y mientras no se le dan Ordenanzas propias, se gobierne por las reglas siguientes”.
“Este Consulado se compondrá de un Prior, dos Cónsules, nueve Consiliarios, y un Síndico, todos con sus respectivos Tenientes; un Secretario, un Contador, y un Tesorero. Su instituto será la más breve y fácil administración de justicia en los pleitos mercantiles, y en la protección y fomento del comercio en todos sus ramos.”
En este punto, la Dra. Freites hace una observación muy importante en cuanto a esta institución monárquica, debido a que los Reales Consulados estaban destinados al fomento y regulación del comercio y en el caso nuestro, se incluía el tema de la agricultura lo cual quedó establecido en la regla número XIII de dicha Real Cédula la cual dice así:
“La protección y fomento del comercio será el cargo principal de esta Junta, y cumplirá con él procurando por todos los medios posibles el adelantamiento de la agricultura, la mejora en el cultivo y beneficio de los frutos, la introducción de las máquinas y herramientas más ventajosas, la facilidad en la circulación interior, y en suma quanto parezca conducente al mayor aumento y extensión de todos los ramos de cultivo y tráfico; para lo qual cuidará de averiguar á menudo el estado de dichos ramos en las Provincias é Islas de su distrito por medio de los Diputados que tenga en ellas, ó de otras personas ó cuerpos con quienes entable correspondencia á este fin: y me hará presente lo que considere digno de mi real noticia, proponiéndome las providencias que te dicte su zelo en beneficio de la agricultura, industria y comercio del país.”
Lo cual fue aprovechado por sus directivos quienes centraron sus esfuerzos en planificar el impulso de la agricultura a través de las siguientes líneas de acción:
- Mejoramiento de las vías de comunicación y puertos para el traslado, envío de la producción y la recepción de implementos.
- Selección de buenas semillas.
- Aplicación de nuevas técnicas de cultivo.
- Buscar mano de obra calificada y herramientas para el mejoramiento de la tierra y por ende de los cultivos.
- Y por supuesto lograr el dominio y la aplicación del (saber) que es donde calzaba perfectamente la propuesta del rector de la Torre.
Con estas medidas ellos buscaban mejorar la producción de Cacao, Añil, Café, Tabaco, Algodón y Caña de Azúcar y en vista de que en la parte educativa la Universidad de Caracas no decidía nada sobre el proyecto de Agustín de La Torre; decidieron proponerle directamente al rey la creación de la “Academia de Matemáticas” lo cual no sucedió ya que según el análisis de la Dra. Freites, S.M. el rey Carlos IV no quería ser parte de la diatriba entre esas dos instituciones por lo que manifestó dejar en suspenso su decisión.
Posteriormente, la “Academia de Matemáticas” fue creada por la Universidad de Caracas y en los primeros años hubo acuerdos con el Real Consulado en lo relativo a su manejo, pero estos no duraron mucho por las rivalidades entre ambas instituciones y luego ocurrió la inevitable paralización de la misma por el inicio de la guerra de independencia, por lo que hubo que esperar hasta el 26 de octubre de 1831 cuando en la presidencia del Gral. José Antonio Páez se funda la “Academia Militar de Matemáticas” bajo la dirección del ingeniero, militar y matemático, Juan Manuel Cajigal y Odoardo quien por cierto se graduó en la Universidad de Alcalá de Henares (España), sobre quien la Dra. Freites opinó lo siguiente: “él trasplantó la tradición ilustrada de las academias militares hispánicas para formar la primera escuela de ingeniería en Venezuela, dando inicio al nacimiento de la primera élite técnica que tuvo el país.”
A manera de epílogo hay que expresar que a través de este interesantísimo trabajo de la Dra. Yajaira Freites, podemos observar uno de los tantos ejemplos que demuestran que en el período de la hispanidad la Capitanía General de Venezuela venía ocurriendo un debate de ideas en materia de enseñanza y sus aplicaciones en la economía y que simplemente eso significaba una evolución que marcaba el tránsito de lo simple a lo complejo y que lamentablemente no se terminó de desarrollar debido a la guerra.
También es de suma importancia reconocer el papel fundamental que desempeñó el Dr. Juan Agustín de La Torre Urrieta, rector de la Real y Pontificia Universidad de Caracas, quien con una visión futurista propuso la ruptura de los paradigmas establecidos en esa máxima casa de estudios para que los jóvenes de esa época se instruyeran en las materias que los convertirían en piezas fundamentales en el desarrollo de la agricultura y el comercio que a fin de cuentas era el desarrollo de la Capitanía General de Venezuela.