En la Academia Venezolana de la Lengua, el miércoles 10 de abril de 2024, justo el día en el que se celebraba su 141º aniversario, se presentó el libro Luz más luz… El Fausto de J. W. Goethe de Tomás Polanco Alcántara. Don Tomás fue individuo de número de la corporación y le correspondió suceder a Arturo Uslar Pietri en el sillón letra F, actualmente ocupado por Ana Teresa Torres.

La publicación del libro, bajo el sello editorial de la Academia Venezolana de la Lengua, fue posible gracias a la generosidad de la familia Polanco Fernández. Se trata de una versión en prosa del Fausto de Goethe que, a partir de la traducción en verso que intentó el Dr. José (Pepe) Izquierdo, completara Tomás Polanco Alcántara, acompañada de un extraordinario estudio preliminar.

El Fausto es una de las grandes obras no solo de la literatura en lengua alemana sino de la literatura universal, una visión de los aspectos oscuros del alma humana, de las pasiones y emociones, de la ambición desmedida y las tentaciones en la que puede caer una persona movida por el afán de la codicia y la avidez en distintos campos de la vida humana. En realidad, se trata de la versión hecha por Goethe de un antiguo mito que asocia la ambición exagerada con los límites de la ética y la manipulación de fuerzas sobrenaturales para la consecución de fines personales e incluso egoístas. El Diccionario de la Lengua Española, valga recordar que se trata del gran diccionario panhispánico de la Asociación de Academias de la Lengua Española, anteriormente conocido como Diccionario de la Real Academia Española o por su acrónimo DRAE, recoge el adjetivo “fáustico” como “Perteneciente o relativo al mito o al personaje de Fausto, especialmente el de Goethe, y a la actitud que este personaje representa”. Ciertamente Goethe logró una aproximación extraordinaria, con su doble alma de poeta y filósofo, a ese estadio límite entre el esfuerzo y la transgresión de los bordes social y culturalmente valorados como aceptables, ideales o beneficiosos para la consecución de determinados objetivos y la conjunción de fuerzas que podemos reducir a las categorías de bien y mal, aunque en la vida real se presentan de manera compleja y mezclada.

El 28 de enero de 2002, al incorporarse como individuo de número don Tomás, se refirió a las posibles influencias de Goethe en Las Lanzas Coloradas de Uslar Pietri e incluso narra que tuvo acceso a un ejemplar del Fausto en francés, publicado por Classiques Granier, y adquirido por don Arturo en 1929 en Paris, “según nota escrita y firmada de su puño y letra” (p. 20), asienta don Tomás y añade: “Es una edición del texto completo de FAUSTO, cuya primera parte, como sucede en casi todas las ediciones francesas de esa obra, consiste en la traducción de Gerald de Marvel.

En este libro están subrayado, por su propietario, precisamente muchos de los párrafos en los cuales había notado en Las Lanzas Coloradas la influencia goethiana en mi trabajo” (p. 21).

Concluirá don Tomás que “Uslar planteaba una novedosa interpretación Goethiana de nuestra independencia al enfrentar la actitud fáustica activa, altiva y enérgica frente a una realidad helénica, sin movimiento, sin impulsos.

No era el gendarme necesario, no era el dictador ni el caudillo, era ese eterno deseo de ir más. allá sin salirse de la vida, que llegó a culminar en un personaje que se menciona pero nadie observa actuar en la obra, salvo cuando aquel llanero pregunta a un hombre chiquito que ve a su lado: ¿Usted quién es? Y ese hombre chiquito contesta «Yo soy Simón Bolívar» (p. 22).

En cuanto a las pasiones desbordadas, a la apetencia de ir más allá sin importar otra cosa que el deseo mismo cabe preguntarse sobre sus límites. A veces, en el mundo actual, en nuestro propio país en las circunstancias contemporáneas, la dimensión ética se vuelve un imperativo que nos obliga a discurrir sobre lo que hacemos o intentamos hacer. ¿Hasta qué punto podemos lícitamente llegar? ¿Cuándo se trasciende un límite podemos medir sus consecuencias? Un importante punto de reflexión puede constituirlo la exploración y la conquista de América por los imperialismos europeos rivales. En el caso de España, se hizo una profunda reflexión sobre la naturaleza, legitimidad y formas más convenientes de anexión de los territorios y formas de acometerla. Ese nivel filosófico se trató de plasmar en las normas que debían regular los procesos particulares a partir de los criterios derivados de las ideas, valores y principios de la reflexión previa dando lugar así al nivel jurídico. Sin embargo, en la práctica, obviándose principios, valores y normas, se cometieron grandes atropellos y abusos. El tema de la ética debe alumbrar nuestros complejos caminos del presente, tanto dentro como fuera de las fronteras venezolanas.

Citemos algunas palabras de Tomás Polanco Alcántara en su discurso de incorporación a la Academia Venezolana de la Lengua cuando apenas casi comenzaba este siglo nuevo que el próximo año agotará, no obstante, su primer cuarto. Decía don Tomás: “Las Academias no apremian, no obligan, no crean posiciones inflexibles. Su papel es examinar, estudiar y meditar para poder orientar a la comunidad, sin querer detener el impulso creador y evolutivo y el proceso normal de crecimiento y renovación de las sociedades” (p. 10). Esas palabras sintetizan, con elegancia y precisión, la finalidad de nuestra corporación y de otras similares y hermanas. De allí la pertinencia de esta publicación. Se trata, en este caso, de buscar en las fuentes literarias la inspiración y las ideas bien y bellamente expresadas para guiar y apoyar las reflexiones para guiar y orientar los procesos sociales.

Prosiguió don Tomás aquel día: “Ingreso a esta Academia con optimismo y confianza porque encuentro que en ella reina el espíritu de libertad y tolerancia democrática indispensables para la vida intelectual” (p. 10). No se equivocaba el Dr. Polanco Alcántara. Aquí, como queremos para nuestro país, reina el espíritu de libertad y tolerancia, incluso en materia lingüística. Sin ser para nada puristas, propendemos al buen decir como una manera de facilitar la inclusión y la movilidad social, uno de los fines esenciales de la democracia.

“Conozco la vida académica venezolana [decía don Tomás]. Se ha basado en una actitud de absoluto respeto a la libertad académica que permite a los Numerarios expresar, con plena independencia, su opinión sobre los temas que deben ser considerados por cada academia, independencia que no puede ser limitada sino por el respeto mutuo, la seriedad y la dignidad de la Institución.

Ese ambiente de plena libertad intelectual, seriedad, dignidad y consideración mutua es el único que permite llevar a cabo los trabajos académicos.

La experiencia enseña que, solamente se producen los grandes resultados del saber cuando existen libertad, respeto y tolerancia porque solamente con libertad se encuentran la verdad y la belleza y solamente con respeto y tolerancia triunfa el bien que purifica la verdad y hace más. Sublime a la belleza.

Cuando no se disfruta de esas condiciones, es preferible permanecer en la paz de nuestras bibliotecas para tratar de encontrar el sosiego que requiere la producción intelectual (pp. 9-10)”.

Que esas palabras, esenciales también en el pensamiento de Goethe, nos lleven por los caminos de la justicia y el bien común y nos acerquen a la posibilidad de un país verdaderamente libre, democrático, igualitario e inclusivo, respetuoso de sus diversidades intrínsecas o asumidas y, sobre todo por ser hoy tan cuestionada, a la diversidad ideológica, siempre mediante un apego a los principios éticos.

Referencias

Polanco Alcántara, Tomás. 2002. Discurso de incorporación como individuo de número de Don Tomás Polanco Alcántara. Contestación del académico Don René De Sola. Acto celebrado el día 28 de enero de 2022 en el Paraninfo del Palacio de las Academias Nacionales. Caracas: Academia Venezolana de la Lengua.