Se realizó un día domingo, festividad de San Juan, quien todo lo tiene y todo lo da.

En el mismo campo inmortal Bolívar había triunfado el 28 de mayo de 1814 contra el mariscal Juan Manuel Cagigal, allí las tropas combatieron en sentido inverso al despliegue de 1821, es decir viendo hacia Valencia.

El general Sucre no participó por encontrarse realizando operaciones en el Sur del continente.

El ejército Libertador, luego de once años de permanente acción estrenó mil uniformes, confeccionado días antes por las insomnes damas de Guanare.

Páez desde Achaguas, luego prometer una imagen del Nazareno, avanzó 610 kilómetros movilizando 4.000 reses y 2.000 caballos.

Bolívar desde Barinas, ordenó el avance de todos los participantes a partir del 28 de abril de 1821.

Durante su movimiento, al pasar por Guanare Bolívar le rezó a la Virgen de Coromoto.

Desde Maracaibo salió el general Urdaneta atravesando el lago para recorrer 590 kilómetros, después de liberar Coro el 11 de mayo enfermó en Carora.

Otras fuerzas salieron desde Trujillo, Margarita y Barcelona.

Bolívar pensaba concentrarlos primero en Mijagual – Barinas, luego en Guanare y por último escogió San Carlos, allí se alojó a partir del 1ro de junio en la histórica casa La Blanquera.

El 15 de junio estaba reunido su ejército en esa ciudad, organizados en tres divisiones de combate.

Estuvieron presentes doscientas mujeres conocidas como las *»Troperas»* de ellas lucharon unas 25, murieron dos; en Colombia le dicen las *»Juanas»* y en México *»Adelita»*.

El 20 salieron de San Carlos, para pernoctar en Tinaco y continuar la Ruta de Marcha hacia la gloria, en cuya vanguardia se desplazaba el coronel José Laurencio Silva.

El 23 de junio Bolívar arengó al ejército en la sabana de Taguanes, diciéndoles proféticamente:

*»Soldados mañana seréis invictos en Carabobo»* .

El ejército republicano no contó con artillería, en cambio el realista utilizó dos cañones, uno de los cuales se exhibe en el Salón Bolívar del glorioso Campo.

El rifle utilizado por el ejército Libertador era el Backer, año 1802, de fabricación inglesa.

El ejército libertador participó con 6500 soldados, (4000 de Infantería y 2500 de caballería).

El ejército realista con 4279, (2566 de Infantería, 1651 de caballería y 62 de artillería).

Las Diversiones del general José Francisco Bermúdez sobre Caracas y del coronel José de la Cruz Carrillo sobre San Felipe, redujeron notablemente la participación de unidades realistas.

Con el ejército republicano lucharon unos 350 extranjeros.

El galeno Richard Murphy, designado Cirujano Mayor, contó con el valioso apoyo de médicos ingleses, irlandeses y venezolanos.

El sacerdote Ángel Briceño se desempeñó como Vicario General del ejército.

Las unidades realistas estuvieron bien colocadas para la defensa; tuvo que utilizar macheteros con los baqueanos Febres y Mendoza, para avanzar realizando una operación de «Desbordamiento», para llegar al área de la retaguardia enemiga.

En el fragor del combate, Páez sufrió un ataque de epilepsia, fue salvado por el oficial venezolano Antonio Martínez, quien luchaba con los españoles; lo envió con el teniente Alejandro Salazar hasta las filas republicanas.

El irlandés John Hill, Corneta del glorioso batallón «Cazadores Británicos», con su Toque de *»Rodilla en Tierra»*, permitió soportar las cargas del batallón Burgos, mientras el batallón Bravos de Apure retomara la acción ofensiva.

La acción bélica tuvo una duración de cuarenta y cinco minutos.

El Libertador designó en julio el batallón «Cazadores Británicos» en «batallón Carabobo».

Escenas épicas se dieron en la persecución del valeroso batallón realista «Valencey», bajo el mando del coronel Tomás García.

El comandante Julián Mellao gritó al coronel Juan José Rondón: *»Compadre, delante de mí, la cabeza de mi caballo»*; al rato cayó muerto.

Las emotivas palabras del Tte. Pedro Camejo despidiéndose del general Páez, no son ciertas; las escribió Eduardo Blanco en su obra «Venezuela Heroica, para exaltar la nobleza y lealtad del paladín emancipador

El capitán Ángel Bravo recibió 14 lanzazos, Bolívar le dijo que *»merece un uniforme de oro»*.

Los realistas durante su retirada hacia Puerto Cabello pernoctaron en Naguanagua

Los encargados de enterrar e incinerar los cadáveres, fueron los tenientes Vicente Piedrahita y Rafael Mendoza; allí consiguieron dos mujeres con el pelo recogido y uniforme puesto.

Los niños de Tocuyito, entre ellos Francisco Robles, ayudaron a enterrar los cadáveres.

La valentía del «Batallón Valencey» fue recompensada con una columna conmemorativa en el memorable Campo.

El coronel Ambrosio Plaza, herido de muerte, exclamó a Bolívar: *»Mi general, muero con orgullo en este sitio adonde no pudo llegar Páez»*.

El general Manuel Cedeño, muerto en la persecución, fue denominado por Bolívar *»El bravo de los bravos de Colombia»*.

Páez fue ascendido en el Campo a General en Jefe.

El Libertador desde Valencia, el 25 de junio envió «El Parte Sobre la Batalla», al Presidente del Congreso en Cúcuta:

*» Ayer se ha confirmado con una esplendida victoria, el nacimiento politico de la República de Colombia «*

El 29 de junio llegó a Caracas acompañado del general Páez.

El general Santiago Mariño se quedó en Valencia.

El coronel merideño Antonio Rangel designado para sitiar la fortaleza de Puerto Cabello.

El 17 de julio falleció en Valencia el coronel inglés Thomas Ilderton Ferriar, ( no Farriar), comandante del batallón Cazadores Británicos.

La Casa de Los Celis y la Casa de la Estrella, funcionaron como improvisados «Hospitales de Sangre».

EL Correo del Orinoco, informó el brillante triunfo el 24 julio.

El Congreso reunido en la Villa del Rosario de Cúcuta, dispuso el 23 de julio de 1821, que se colocara un monumento en la memorable sabana.

De Carabobo hasta la retirada definitiva del ejército español en noviembre de 1823, sucedieron sesenta combates, siendo los principales: la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y la Toma de Puerto Cabello.

El 24 de junio de 1939, el presidente Eleazár López Contreras declaró el 24 de junio *»Día del Ejército Venezolano»*, y el poeta Andrés Eloy Blanco ese día en su discurso en el Congreso denominó a Carabobo:

*»El domicilio histórico del Ejército venezolano»*.

*»Coro del Himno del Ejército»*.

«Adelante marchemos valientes,

al combate y al rudo fragor,

por la Patria muy altas las frentes,

despleguemos pujanza y valor»

Nota:

El jefe realista Miguel de La Torre y Pando, (1786-1843), había casado en 1818, con la caraqueña María de la Concepción de la Vega Rodríguez del Toro, prima de la esposa del Libertador, del marqués del Toro y de la ascendencia de Fermín Toro, quien se alojó en la residencia madrileña de María, en junio de 1846, cuando fue en comisión relacionada con la firma del reconocimiento de nuestra independencia.

Eumenes Fuguet Borregales.

eumenes7@gmail.com