Opinión.- Pese a que se le atribuye a Alonso de Ojeda la paternidad del nombre de nuestro país, es muy poco lo que los venezolanos conocemos de este personaje.
Menos conocida es la identidad de su amantísima esposa: la princesa goajira Guaricha. Ojeda, un bravo militar, viajó a América en el segundo viaje de Cristóbal Colón, demostrando su fiereza en los combates contra los indios caribes en la Isla La Española (Santo Domingo).
Cinco años después, en 1499 nuevamente viaja a América, ahora comandando su propia expedición. Lo acompañan un cartógrafo, Juan de la Cosa y como piloto lleva al experto navegante italiano Américo Vespucio.
El primero será pionero en la elaboración de los mapas de las tierras recién descubiertas y el segundo por cosas del destino le dará su nombre al nuevo continente.
En este viaje Ojeda recorrerá la desembocadura del Orinoco, Golfo de Paria, las penínsulas de Paria y Araya, Margarita; continuando a lo largo de la costa la península de Paraguaná y el Golfo de Venezuela, donde habría observado los palafitos, casas construidas sobre el agua de los indígenas, lo que le habría recordado a Venecia, de donde saldría el diminutivo de Venezuela.
Este fue el primer viaje por toda la costa de Venezuela, ya que Colón apenas había tocado en algún punto. Igualmente Juan de la Cosa elaboró el primer mapa de nuestro país.
Es en este segundo viaje cuando Alonso de Ojeda encuentra a una mujer: Palaaira Jinnuu, una princesa goajira, conocida como “La Guaricha”. Ella se convertirá en la mujer del conquistador, se bautizará con el nombre de Isabel y la pareja se hará inseparable. Se casarán y tendrán tres hijos.
Alonso regresará a España con su esposa y luego la pareja volverá a América. Con Alonso e Isabel se dará uno de los primeros casos de mestizaje registrados en América.
Ella es de las posiblemente la primera mujer que aparece en los registros históricos del mestizaje, mucho antes que la famosa Marina o Malinche la nahua mujer de Hernán Cortés.
Desde tempranos tiempos de la conquista la corona española autorizó y promovió el matrimonio de los conquistadores con las mujeres nativas, tanto por razones religiosas y éticas como para asegurar el orden social.
En efecto, el rey Fernando el Católico, aprobó en enero de 1514 una real cédula que reconocía de forma legal al mestizaje como una realidad que se convertiría en una de la principales características de la colonia y cuyas consecuencias afectarían el entramado social de Sudamérica.
Es así que los nativos se consideraban, por lo menos desde el punto de vista legal como súbditos de la corona y no podían ser sometidos a esclavitud, aunque muchas veces algunos conquistadores actuaron fuera de la ley. El mestizaje nace amparado por las leyes de indias, en los territorios dominados por España, prácticamente desdelos primeros momentos de la conquista y colonización.
Vale recordar que en Hispanoamérica, las etnias nativas se funden con los hispanos, dando lugar a lo que es la mayoría de los habitantes, mientras que en los territorios conquistados por la colonia inglesa y luego por la nación norteamericana, el matrimonio entre personas de distinta raza estuvo prohibido hasta bien entrado el siglo XX, en Norteamérica no hubo mestizaje, allí es donde hubo un verdadero genocidio
en contra de las razas nativas; allí fueron exterminados sistemáticamente como una política de estado y por eso es que ya casi ni existen, al contrario de nuestros países, donde los nativos desde los primeros momentos fueron personas con derechos.
Alonso de Ojeda, murió en Santo Domingo en 1515, acompañado de su inseparable goajirita “La Guaricha”, quien llena de tristeza se negó a ingerir agua o alimento y murió tres días después.
(Por: Luis Heraclio Medina Canelón – M.C. de la Academia de Historia del Estado Carabobo)