Por amable invitación del doctor Carlos Cruz, director de la Academia de Historia del Estado Carabobo, de la cual soy miembro correspondiente por mi estado Miranda, fui invitado a colaborar en un espacio ofrecido a dicha institución por los editores de El Nacional. Sin caer en el extremo de una divulgación de carácter escolar, valiosa en sí misma pero cuyo espacio editorial y público lector deben ser otros, el propósito de las colaboraciones, según expresa petición de Cruz, era resaltar temas de carácter histórico, en sentido amplio y dinámico. Por tratarse de una invitación institucional e indirecta y no personal, asumí que la perspectiva de los artículos debía evitar confrontaciones de carácter político-partidista así como la mera expresión de opiniones personales, aun sobre temas de actualidad.
Desde el 10 de abril de 2020, en pleno inicio de la pandemia, cuando publiqué mi primer artículo (titulado «Epidemia y utopía»), he escrito treinta artículos, incluyendo el inicial. Se trata, en su mayoría, de textos largos y algunos de ellos son versiones reelaboradas de conferencias y ponencias previamente escritas. Conforme iba entregando los artículos, me empecé a preguntar si eran excesivamente largos para una sección de opinión. Pensé entonces completar un número suficiente de textos para reunirlos en un volumen y luego cambiar de tónica.
Salvo excepciones justificadas, he tratado de mantenerme fiel al citado propósito institucional para estar a tono así con las contribuciones de los otros colegas de la Academia de Historia del Estado Carabobo. Llegado a este punto, habiéndolo evaluado además con algunos colegas, creo necesario modificar en adelante esa práctica escrituraria. En consecuencia, me he propuesto elaborar textos más cortos, aunque siempre con un sentido reflexivo y crítico que no solo estimule análisis en proceso de elaboración o de eventual consideración en el futuro, sino que también pueda ofrecer respuestas directas o indirectas, explícitas o no, a consultas o comentarios que, incluso con esas mismas características, reciba de lectores, colegas, estudiantes o amigos, como con frecuencia las recibo.
Los artículos más largos deben tener otros espacios para procurar no solo una mayor divulgación sino también evaluación por parte de pares, si fuera el caso. Textos de menor extensión llegan a un probable mayor número de lectores sin producir cansancio ni agobio a diferencia de aquellos de gran longitud, sin considerar que los artículos de cada edición apenas son expuestos públicamente durante pocas horas en la edición digital del periódico, según la pauta editorial correspondiente.
Creo un deber ineludible explicarles a los electores este cambio de estilo y formato que me propongo, a la vez que me excuso por haberles ofrecido en los textos precedentes, pero con la mejor intención, disquisiciones muy extensas. Con textos más cortos reduciré también la angustia de preparar artículos de mayor complejidad en breve tiempo. Así pues, reitero la solicitud a lectores y allegados de enviarme a la dirección electrónica abajo indicada planteamientos, dudas, comentarios y preguntas que, en los términos expuestos y dentro de mis capacidades, formación y áreas de especialización, pueda elaborar en forma de concisos artículos de opinión.
El cambio nos enriquece y nos permite seguir haciendo, pensando, soñando y existiendo. Como nos enseña la antigua sabiduría china mediante uno de los principios esenciales del I Ching, lo único inmutable es la mutación. Bienvenido el cambio para seguir reflexionando.
hbiordrcl@gmail.com