La bibliografía porteña también tiene sus libros raros, publicados en otras latitudes algunos, impresos en la ciudad otros,
José Alfredo Sabatino Pizzolante

Se denominan “Libros Raros” aquéllas curiosidades bibliográficas que por determinadas características tales como la importancia del autor, editor o impresor, antigüedad, tiraje, calidad tipográfica, vicisitudes por las que atraviesa, entre otras, los hacen valiosos, a veces únicos. Ocupan lugar privilegiado en las grandes bibliotecas, que destinan para ellos espacios especialmente acondicionados que garanticen su conservación y consulta. A los más antiguos se les conoce como incunables, y aunque el término se emplea para aquellos impresos anteriores al año 1500, generalmente se utiliza para denotar un libro viejo y excepcional; estas obras no necesariamente se encuentran en espacios públicos, pues en ocasiones forman parte de bibliotecas particulares. La colección Pedro Manuel Arcaya de la Biblioteca Nacional en Caracas, y la Biblioteca Tulio Febres Cordero de Mérida, albergan muchos volúmenes e impresos raros venezolanos o extranjeros referidos a Venezuela, por fortuna algunos ahora digitalizados, que han sido estudiados con fervor por bibliógrafos como Manuel Segundo Sánchez y Pedro Grases. Desde luego, otros se localizan en bibliotecas privadas y extranjeras.

Entre estos valiosos libros se cuentan el “Calendario Manual y Guía Universal de Forasteros en Venezuela para el año de 1810”, escrito por don Andrés Bello e impreso en Caracas por Gallagher y Lamb, catalogado por Pedro Grases como el primer libro venezolano, un verdadero incunable para la bibliografía patria.  Otro libro que con justicia pudiera catalogarse como raro, no por viejo pero sí por las circunstancias que rodearon su edición, son las “Memorias de Boussingalt” agrónomo francés que visitara el país durante el siglo diecinueve, las cuales fueran traducidas del francés al castellano por Enrique Planchart para ser editado por el Ministerio de Educación, libro cuya quema fuera ordenada por Augusto Mijares en 1949, ya que contenía expresiones indecorosas contra el Libertador y Manuelita Saenz, y de la cual el editor José Agustín Catalá hará una reedición tres décadas más tarde, lo que explica el valor que tienen los poquísimos ejemplares que hoy puedan existir.

La bibliografía porteña también tiene sus libros raros, publicados en otras latitudes algunos, impresos en la ciudad otros y de los que podríamos mencionar al menos tres, conservados con celo en nuestra biblioteca. De gran valor es uno publicado en Londres en 1744, bajo el título “Journal of the Expedition to La Guira and Porto Cavallos in the West-Indies, under the Command of Commodre Knowles. In a Letter from an Office on Board the Burford to his friend at London”. La Guira y Porto Cavallos se refieren en realidad a La Guaira y Puerto Cabello, y trata del ataque inglés el año anterior a su impresión por la flota del almirante Charles Knowles. Quizá sea éste el primer libro del que se tenga noticia, referido exclusivamente a la ciudad. Otra joya es la “Ofrenda que el Concejo Municipal de Puerto Cabello dedica a la Memoria del Libertador Simón Bolívar en el Primer Centenario de su Natalicio”, libro editado por Daniel Antonio Chambon y salido de la imprenta de Ramón Escovar en 1883, de éste se imprimieron tan solo 300 ejemplares siendo reeditado un siglo más tarde por la municipalidad. El tercero y último lleva por título “El Reino Animal” y fue escrito por Marco A. Rojas, editado en Caracas por la librería de Rojas Hermanos Sucesores en 1890, pero impreso por Juan Antonio Segrestáa el año anterior en Puerto Cabello. Se trata de un libro de extraordinaria diagramación y profusamente ilustrado, que le convierten en otra curiosidad entre los libros raros de la ciudad marinera.