El patrimonio documental comprende una amplia gama de registros inscritos textuales y no textuales que favorecen el conocimiento colectivo de una sociedad, creando vínculos afectivos entre el pasado y el presente.
Desde tiempos de la ocupación española, los manuscritos son la muestra del proceso evolutivo de nuestra sociedad. Las Escribanías Públicas eran las responsables depositarias de los documentos. También el orden clericó, a través de sus instituciones, logró establecer un cúmulo importante de legajos de vieja data, encontrándose en los archivos eclesiásticos un importante tesoro documental desde el siglo XVI en Venezuela. Sin embargo, se considera el Libro de Acuerdos de los Oficiales de la Real Hacienda de la Provincia de Venezuela con fecha de 1535, como el documento más antiguo escrito en el territorio. Se encuentra bajo custodia en El Archivo General de la Nación con sede en Caracas.
Los Oficios o Contadurías de Hipotecas, establecidos por la Real Pragmática de 31 de Enero de 1768, se considera el primer paso efectivo de imposición registral sobre la transmisión de vienen inmuebles, tenía por disposición dar a conocer la situación lícita de la finca. No nos concierne la materia, pero los escritos son de importancia histórica, dado su contenido.
“En 1836 se promulga la primera Ley de Registro Público que estableció las Oficinas de Registro, diferenciándolas de las oficinas principales ubicadas en las capitales de las Provincias, mientras que las subalternas en los Cantones de cada región”. En esa oportunidad se precisó que los documentos guardados en las secretarias de carácter administrativo, y de asuntos civiles serían trasladados al Registro, no así los documentos considerados de valor histórico se quedarían en el Archivo Público.
En 1873, durante la administración del presidente Guzmán Blanco se crea el Registro Civil en Venezuela. “En 1877, el Archivo Publico alcanza el estatus de Archivo Nacional. En 1910 por decisión del presidente Juan Vicente Gómez se erige una edificación para preservar las fuentes originales que sustentan la historia de Venezuela. Esta sede fue inaugurada en 1911”[3], los documentos fueron mejor organizados y separados algún material, tales como los del Congreso de la Republica y el Ministerio de Relaciones Exteriores, que establecieron su propio Archivo.
La custodia del Acervo Documental de la República ha estado presente en décadas. El empeño por preservar la memoria documental del país se hizo general, en algunas regiones se crearon Archivos Públicos y fundaciones dedicadas a la protección y resguardo documental.
Aspectos por destacar en cuanto a preservación del Patrimonio Documental, lo encontramos en los Estados Falcón y Mérida. En el primero está el Archivo Histórico de Coro, bajo custodia de la Universidad Francisco de Miranda, fue constituido por El Archivo General del Estado Falcón y los Archivos del Registro Principal, desde su organización en 1981. “En el Archivo Histórico de Coro se encuentra documentación desde 1864; anteriores a esta fecha, en el Archivo del Registro Principal desde 1641 hasta 1870. Organizados según su características en la sección de «Instrumentos Públicos», «Expedientes Civiles» y la de «Testamentaría». La sección de mayor relevancia, diferenciados entre «Indios de la Real Corona» e «Indios Tributarios» o de «Encomienda».
El Archivo Histórico de Mérida, fue creado en 1989 por decreto presidencial. Bajo su custodia están documentos de la época colonial que una vez guardo el antiguo Archivo Histórico de la Provincia de Mérida. “La sección «Encomiendas y Tierras de los Resguardos Indígenas», constituidas por 10 tomos que abarcan el período 1635-1859, es considerada la de mayor atractivo, encontramos expedientes sobre el reparto de las encomiendas y pleitos de indígenas contra los esclavistas, alzamientos contra los conquistadores, listado de grupos aborígenes, entre otras ilustraciones hasta el año de 1776”.
En el año 1995 se crea en el Estado Carabobo la Ley de Archivos con el propósito de Localizar, rescatar, organizar y conservar el Patrimonio Documental del Estado; también para Concientizar a la comunidad carabobeña acerca de la necesidad de conservar dicho patrimonio. tendrán valor histórico: “los documentos públicos con más de veinticinco (25) años de antigüedad; los de 30) años de antigüedad, producidos, recibidos o conservados por personas jurídicas de carácter privado; y con más de setenta (70) años de antigüedad, producidos, recibidos o conservados por personas naturales que hayan prestado servicios al Estado, tenido actuaciones trascendentes en la comunidad, o que por sus actividades hayan podido resguardar documentos importantes desde el punto de vista de la información histórica”.
El Archivo de la Universidad de Carabobo labora en la digitalización de los documentos. Los de mayor relevancia, pertenecen al periodo 1892-1897 del Rector Alejo Zuloaga. Puerto Cabello cuenta con un invalorable tesoro documental. En el año de 1835 la municipalidad dictamino organizar su Archivo. En 1967 nuevamente la intendencia porteña gestiona el arreglo del material documental. Esta vez “se totalizaron 28 cajones contentivos de libros de actas, libros de copiadores de oficio, libros de actas de matrimonio, permisos y planos, gacetas municipales y periódicos locales y nacionales, entre otra documentación, que posteriormente, aunque no en su totalidad, fueron trasladados a la Casa Guipuzcoana”.
La existencia de documentación de incalculable valor se encuentra en el Registro Civil e Inmobiliario de la ciudad. Su contenido, la memoria de compra y venta de inmuebles desde finales del siglo XIX. A principio de la década pasada se constató en la Archivaría de los Registros Civiles de la Parroquia Fraternidad y Unión, los primeros matrimonios civiles ocurridos en Puerto Cabello, además de otros actos acaecidos en el seno de esta localidad desde el año de 1873.
Dos años atrás, en la Casa Guipuzcoana se alcanzó a revisar algunos libros de las actas del Concejo Municipal. Entre ellos se desatacan las rubricas de ilustres personalidades de Puerto Cabello. Por mencionar algunos de ellos, desde el año de 1885, como Joaquín Berrio, José Félix Mora, Vicente Emilio Mora, Carlos Roo, Paulino Ignacio Valbuena, Federico Escarrá, Carlos Brandt. Su situación es vulnerable, se requiere de un trabajo multidisciplinario para salvaguardarlos, de acuerdo a los estándares tecnológicos del momento.
En la Diócesis de Puerto Cabello se encuentran los pergaminos más antiguos escritos en la ciudad, por lo menos en números. Están organizados, algunos requieren de cuidado espacial. El Libro de Bautizos de la Parroquia San José Catedrales el de mayor antigüedad 1773-1779, igual el Libro de Bautizos de la Parroquia Borburata 1790-1804 y el de Entierro de 1787. Cuentan con un respaldo de imagen, porque fueron microfilmados años atrás.
Los legajos importantes de la Logia Masónica, también son depositarios de la memoria histórica de la ciudad. En el año 2002 se pudo apreciar entre los libros, un diploma copia del original, del grado segundo de la masonería, otorgado al Libertador Simón Bolívar, firmado por algunos héroes de la Revolución Francesa. Su caligrafía en oro aún conservada. Se contó con el apoyo del Maestro Jorge Pardo, encargado de la Logia, quien murió repentinamente unos años más tarde.
Estos manuscritos representan nuestra memoria como pueblo, son parte de la identidad del porteño. En varias partes de Venezuela se encuentra disgregado material documental de ésta ciudad, por solo citar los que están bajo custodia en la Biblioteca Febres Cordero del Estado Mérida, entre manuscrito y periódicos más de un centenar del siglo XIX, que puede ser digitalizado. Urge crear el Archivo Histórico de Puerto Cabello, el gentilicio porteño lo merece.
Politólogo Elvis López
Anexo
Acta Bautismal de Juan José Flores