Compromiso: Verdad y Libertad
Nuevamente nos encontramos en la muy grata circunstancia de contestar un Discurso de Incorporación a la Academia de Historia del Estado Carabobo, hoy tenemos el alto honor de contestar a un Rector Magnífico de la Universidad de Carabobo, el Doctor Elis Mercado Matute, distinguido amigo, que rigió los destinos de nuestra máxima casa de estudios acertadamente en épocas de no pocas dificultades las cuales quedaron solamente como un recuerdo de su capacidad, tolerancia, conocimientos y bonhomía.
Largos años de espera ha tenido esta incorporación, tal vez por las exigentes actividades de nuestro recipiendario cuyo nombre aparece ya como Individuo Correspondiente, en la lista de nuestros Estatutos, es conocida la actividad intensa desarrollada por el profesor Mercado y su dedicación y entrega a las causas en donde milita, todas ellas dedicadas a la actividad social, docencia y arte. Hoy pues lo tenemos entre nosotros como Individuo de Número y esperamos con seguridad que esa misma actividad vital de nuestro nuevo miembro sea dedicada en parte a nuestra común Academia.
El sillón que ocupa nuestro recipiendario el sillón letra “M”, perteneció a nuestro querido Dr. Efraín Inaudi Bolívar, quien fuera médico cirujano, obstetra, de los fundadores de la perinatología en Venezuela y considerado el padre de la Perinatología en Carabobo, destacado profesor de nuestra Universidad de Carabobo, Efraín quien me distinguió con su amistad, verdadero remanso de poética sabiduría, sería también de mis profesores y en oportunidades mi paciente, Natural de Upata, en el Estado Bolívar, graduado de Médico cirujano en la Universidad Central de Venezuela en 1958. Entre sus distinciones se encuentran el Premio Pastor Oropeza y el Premio Nacional de Medicina. Nos dejó cuando estaba realizando una tesis en una especialidad de Ingeniería. Su lucido lenguaje poético y clara voz de orador se alejaron de nuestro entorno en una mañana comenzando el año 2012, nos quedó su recuerdo para siempre, fresco y brillante como las tardes soleadas de Valencia donde revolotean por el Norte los “Pájaros de Majay”. Tenemos fe en la promesa de nuestra creencia de que algún día nos reencontraremos. Paz a su ilustre memoria.
El Profesor Elis Mercado, es un distinguido profesional de la Historia egresado de la Universidad Central de Venezuela como Historiador he inspirado por la diosa nos ha dejado un logrado trabajo al cual denominó “La responsabilidad del Historiador”.
Comienza Elis, haciendo mención a tres muertes violentas que se produjeron en su estado natal, Cojedes y ellos son en realidad como él dice tres destinos, que allí se cerraron y que a mí siempre me han producido un gran interés y se me representan a tipos característicos venezolanos y a su mala suerte, como decían los griegos “los dioses enceguecen a los que van a perder”: Ezequiel Zamora, representa –para mí- al hombre que lucha lleno de odio en medio de pasiones de reivindicaciones e ideología, tratando de luchar contra el odio y la maldad, siendo ellos por sus ideales revolucionarios el odio y la maldad misma, allí quedaría como una imprecación inconclusa, la misma con la que miró de frente a la muerte en una pequeña bolita de plomo, así es de inconclusa su historia de estratega y revolucionario.
Matías Salazar, valiente y decidido y mal aconsejado, desleal y traidor a Guzmán a quien creyó poder destruir, -a ese hombre hay que tumbarlo tú puedes- la venda se le cayó y vio clarito que el compadre, doctor y general era el Jefe, cuando se paró de un taburete de madera para irse a la eternidad frente a un pelotón de fusilamiento.
Joaquín Crespo, general, ministro y dueño desde hace algún tiempo de Venezuela, todo lo tenía preparado, la geografía el parque y pertrecho hasta que un “loco”, el “Mocho Hernández” le echo a perder el cuento, “Andrade es un tonto, un “por el momento”, después vengo otra vez yo, y después yo, y después yo”, quizá pensaba aquel hombre muy valiente de verdad, verdad, se cambió a su caballo de guerra peruano y de una “mata” de lejos, un tirador, quizá con un Winchester mandó todas aquellas ambiciones a un gran tanque tal vez de hervir caña, para que no se descompusiera. De allá lo trajeron en un triste viaje, sancochado, estas locuras finiseculares, nos trajeron a Don Cipriano y a su compadre y se quedaron desde 1899 hasta 1935.
La historia no se repite pero, con cuanto parecido reviven los hombres llamados por el destino a ocupar altos cargos en el gobierno de la república, los revolucionarios, los ambiciosos y los traidores en la historia de Venezuela, La historia no se repite pero como dijera Edward. H. Carr: “Aunque la historia nunca se repite, presenta ciertas regularidades y permite realizar ciertas generalizaciones, que pueden servir de guía para una acción futura”.[1] La historia no se repite, y los hombres tampoco ni siquiera con la clonación, todavía en período experimental, Jorge Castro Deir, nos refiere: no se orienta ni está llamada a producir seres “iguales”, la única igualdad está en el patrimonio genético, y “es todavía una técnica insegura” [2]
Muchos de los males que hemos sufrido tal vez se hubieran podido evitar si existiera un conocimiento histórico en los ciudadanos, pero desgraciadamente creemos que este conocimiento es casi inexistente, por culpa de la ignorancia histórica ¿cuántas veces el destino del país estuvo bajo la sombra de uno de los jinetes del apocalipsis?
El profesor Mercado como historiador menciona a Marc Bloch, (1886 -1944) quien fuera uno de los directores, junto a Lucien Febvre de los annales, revista francesa que constituyó todo un movimiento renovador de la Historia. Este director: “A pesar del interés que sentía por la política contemporánea decidió especializarse en la Edad Media”[3] de este autor toma la definición de Historia Para Marc Bloch la historia es la ciencia de los hombres en el tiempo.[4]
La Historia tiene indudablemente un compromiso con la verdad y hoy quizá más que nunca es un sentimiento casi universal, la historia se investiga y se difunde para que la conozcan los hombres, tiene pues un compromiso de tipo comunicacional de la verdad, o de lo más parecido a esta, ya nuestro recipiendario, ha explicado como esta es pudiéramos decir plástica o maleable o para definirla más literariamente es perfectible, con nuevos hallazgos o nuevas evidencias en las fuentes o interpretaciones diferentes por descubrimientos colaterales.
Otro compromiso derivado de esta verdad estriba en el compromiso con la defensa de la libertad, dicho compromiso en oportunidades convierte al historiador en un ser subversivo. Tal como ha mencionado mi apreciado amigo, Elis Mercado, el historiador trabaja siempre en el presente y nos dice Fontana “Los acontecimientos que rodean al historiador y en los que éste toma parte personalmente –ha dicho Benjamín- están en la base de su exposición como un texto escrito en tinta invisible”[5] y más adelante nos dice esta autor: La historia en malas manos –lo hemos visto repetidamente- puede convertirse en un arma destructiva[6]. Es pues, la búsqueda de la verdad y la defensa absoluta de la Libertad, el principal compromiso del historiador.
Quisiera resaltar igualmente la mención de Mercado sobre la Leyenda Negra de la cultura colonial, citando a Cuenca quien destaca hablando de profesores de la Universidad Colonial: Valverde y Marrero, en la época de la Colonia, habían escandalizado los claustros con sus enseñanzas antiaristotélicas.[7] Y nos deja otro dato al respecto: El padre Baltasar Marrero levantó y formó la juventud universitaria de 1810.[8] Sin una Universidad formadora jamás se hubiese dado el pensamiento liberador venezolano, en particular y luego en toda la América española.
Nos hace una escueta exposición, muy completa como buen historiador de lo que ha sido la historia política de Venezuela y realiza una crítica sobre la utilización política de la historia, la cual se ha tratado de unir a mitos y leyendas, considero, lo mismo que nuestro recipiendario, que nuestros estudios históricos ameritan una calificada investigación, discusión y difusión, ya que muchos factores que han falseado la verdad se han colado y se mantiene como verdades absolutas
Entre las realidades que se están estudiando está el estudio verdaderamente humano de El Libertador, amerita éste, un trato diferente a su uso político grotesco. El uso de mecanismos y medios del Estado para hacer propaganda teniendo como base personajes históricos que son patrimonio de todos los venezolanos es un uso ilícito de la historia, afortunadamente la mentira y la falsificación de la Historia tiene casi siempre una vida muy corta.
La exposición de nuestro recipiendario es compartida por casi todos los historiadores venezolanos y se refleja en casi toda la bibliografía. Tal como dice el Profesor Mercado, el compromiso no es con teorías ni partidos políticos sino con la verdad. Esperemos que siempre en la patria exista un clima de comprensión y respeto, sobre todo a quienes no piensen como quienes detentan el poder y que la Historia continúe siendo no un plano de actuación sino más bien una brújula que se mueva con los movimientos de su entorno, pero al estar activa siempre señalara el norte.
Muchas gracias Señores.
Valencia, sábado, 16 de noviembre de 2013
[1] E.H. Carr. “History and Morals” en ¿Qué es la Historia? Ariel. S.A. Barcelona. España. P. 18
[2] Castro Deir, Jorge. Bioética. (2013) Ediciones Funda Celac – Vice Rectorado Académico Uc. Pág. 114 – 115-
[3] Burke Peter, (1990) La Revolución Historiográfica Francesa. Editorial Gedisa, S.A. Barcelona. España. Pág: 23.
[4] Cardoso Ciro. Introducción al Trab. De la inv. Hist. P.194 Crítica Barcelona. Esp. 2000.
[5] Fontana Josep. (2002) La historia de los hombres el siglo XX. Editorial Crítica Barcelona España. Pág. 202.
[6] Ibídem. 203.
[7] Cuenca Humberto. La Universidad Colonial. (1967) Ediciones de la Biblioteca Universidad Central de Venezuela. Caracas. Pág. 46.
[8] Ibídem. 47